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Alice
Pasan y pasan los segundos y no hay respuesta, mi ánimo decae un poco por que esperaba al menos la típica respuesta "te has equivocado de número" pero no, no ha escrito nada y ya han pasado diez minutos desde que lo envié, estoy tan tentada en borrar la imagen y bloquear el número dándome por vencida.
Tomo las cosas de mi cena y bajo de nuevo a la cocina, dejo todo en su sitio y veo a mi padre llegar por la puerta trasera. Camina de puntillas, como no queriendo hacer ruido.
—¿Papi?
—¡Ay mierda! –murmura espantado–, Alice, ¿qué haces aquí?
—Vine a dejar los platos en su sitio. ¿De dónde vienes y por qué parece que te ocultas?
—No me oculto de nadie, es solo que ya sabes como es tu madre cuando salgo por ahí.
—Sí claro, es algo gruñona.
—Sí, así es. –asegura dándome la razón–, iré a dormir, descansa linda.
Mi padre sube las escaleras despacio, yo solo puedo divertirme con la escena. Subo de nuevo a mi habitación y me dejo caer en la cama, apago la televisión y me meto debajo de mi cobija, tomo mi almohada en forma de aguacate y me dispongo a dormir.
El sonido de un mensaje me hace abrir los ojos, tomo el teléfono y veo la respuesta a ese mensaje del que me estaba arrepintiendo.
“No sé quien eres pero ojalá estuviera ahí para trazar cada línea no solo de tu tatuaje sino de tu cuerpo”
Mi corazón se acelera todito y le sonrío como estúpida a la pantalla. ¡Él me respondió! ¡Me respondió! Una nueva notificación me saca de la burbuja de emoción que me envolvía, es una foto de su torso desnudo mostrándome el tatuaje que seguramente se hizo hoy aunque no es el lado correcto, así que supongo que es otro tatuaje.
“Ojalá pudieras trazar con tus dedos cada línea de mi tatuaje”
Antes de morir de un infarto caliente, respondo el mensaje.
“¿De qué tatuaje hablas? Me perdí en la tablilla de chocolate que tienes en el abdomen”
Muerdo la punta de mi uña aguantando las ganas de gritar de la emoción. Su respuesta llega de inmediato dejándome aún más sorprendida.
“Tengo mucha tinta que puedes ver, y esta lejos de mi tablilla de chocolate”
Acto seguido manda al rededor de 6 fotografías, cada una con un tatuaje diferente. Yo solo puedo babear encantada, este hombre va a terminar por volverme loca.
Tiene un tatuaje en el pectoral derecho que se ve precioso, una tortuga bebé demasiado colorida, en la otra se puede apreciar desde la espalda hasta un poco más arriba de su codo un tatuaje simulando un ala, la siguiente me muestra un par de golondrinas junto a su ombligo y una flama colorida en su cadera del lado contrario, presiono mis piernas imaginando cosas. La última muestra el tatuaje que se hizo hoy por la tarde, lo sé por que aun se ve algo rojo como el mio, en este solo destaca la frase "Destiny" justo sobre una flor de Kadupul o flor de la luna. Eso hace que mi corazón se acelere.
Yo le hablé sobre esa flor y mi fascinación con ella, estoy a nada de infartarme cuando llega un nuevo mensaje.
“¿Fue demasiada tinta?”
Sonrío como estúpida, demasiada ropa diría yo.
“Para nada, quedé fascinada con cada una de las fotos, son tatuajes hermosos, el último parece muy reciente”
“De hecho me lo acabo de hacer hoy, es algo especial, el tuyo se ve igual de reciente”
“Me lo acabo de hacer hoy por la tarde justamente”
“Vaya que rara coincidencia” –asegura y estoy en total acuerdo aunque no se lo hago saber.
“El destino quizás” –respondo y me responde el mensaje con caritas sorprendidas.
“¿Crees en el destino?” –cuestiona y yo quiero gritarle que si pero si le grito puede que piense que estoy loca.
“Sí, creo en el destino”
“Sé que posiblemente esto te suene a locura pero me gustaría que aunque te equivocaste de número siguiéramos charlando”
¿Esta bromeando? ¡Por supuesto que si!
“Yo encantada, aunque espero que mi equivocación te cause un problema”
“Ningun problema”
“¿Me vas a decir tu nombre?”
Oh carajo, mi nombre. Pienso por un momento y nada bueno me viene a la mente hasta que...
“Caroline”
“¿Y el tuyo?”
Tarda un poco en responder a mi mensaje y en repuesta recibo el emoticon pensativo.
“Caroline...”
“Mi nombre es Barry”
“Un gusto, Barry”
“¿Puedo llamarte?” –me pregunta y yo bueno, ya saben, me emociono toda sintiéndome como gelatina.
“Puedes”
Apenas lee mi mensaje la pantalla de mi teléfono se enciende con una llamada, respondo con dedos temblorosos.
—Creí que ibas a dejarme plantado.
—Nada de eso, –aseguro y se me sale una risita nerviosa–, estoy a punto del desmayo.
—¿Tan mala es mi primera impresión? –cuestiona riendo.
Esa risa hace eco en todo mi cuerpo.
—¡Por supuesto que no! Pésima primera impresión la que te causé.
—Puedo asegurarte que para nada fue pésima. Es la mejor primera impresión que he tenido... Bueno, la segunda mejor primera impresión.
—De modo que no fui la primera en darte una extraña primera impresión.
—No, pero no hablemos de eso por que ambas fueron buenas, sabes.
—De acuerdo, cambiemos de tema. ¿De qué quieres hablar, Barry?
Escucho que murmura algo inentendible y suspira.
—Tienes una voz increíble.
—¿Mi voz? Pero si es de lo más común.
—No, al principio puede sonar inocente pero es caliente.
—¿Sabes que si es caliente?
—¿Qué?
—Tu risa. Dios, puedo apostar que escuchas eso muy a menudo.
—De hecho no aunque no vayas a creerme, escucho otras cosas sobre mi pero nada agradable como el hecho de que mi risa es caliente.
Estoy tentada, muy tentada en decirle quien soy pero me aterra que se aleje.
—¿Barry?
—Sí, dime.
—Háblame de ti.
—Bueno, iniciaré confesandote algo muy importante para darte la oportunidad de correr.
—¿Por qué tu confesión me haría correr en medio de la noche con una ridícula pijama de aguacates? –cuestiono riendo pero en realidad muero de miedo de sus palabras.
¿Qué tal si me dice que es casado? Y que Nerea es el nombre de su esposa. Ay diosito si estoy haciendo mal con este hombre mandame una señal.
Un estruendoso relámpago ilumina mi habitación y hace ruido seco en todos lados.
—Esa señal no es válida. –murmuro.
—¿Y qué opinas?
Ay mierda, por andar pidiendo señales ya ni supe que que dijo. Piensa en algo rápido Alice.
—¿Tú que opinas de eso, Barry?
—¿De mi edad? –cuestiona algo sorprendido.
—¿No es eso acaso de lo que me estas hablando?
—Pues si, es decir, no soy precisamente joven, pero creo fielmente que la edad solo es un número.
—Y tienes toda la razón, ¿desde cuando la gente te define por solo un número? Creo que los hombres con mayor edad saben exactamente lo que desean, tienen más madurez en todos los sentidos, más experiencia.
—Sí, tienes toda la razón. Ahora viene la parte interesante, ¿Quieres huir de mi o permaneces a mi lado?
Con un carajo, una parte de mi esta gritando como adolescente enamorada y caliente por las palabras de Barry, pero la otra está en depresión por que él no sabe que soy yo y esta coqueteando con alguien más... Aunque ese alguien más sea yo. Siento celos estúpidos de mi misma.
—Huir nunca es una opción, Barry. Ahora yo te hago la misma pregunta, ¿Quieres huir o permaneces a mi lado?
—Huir no es una opción, chica de la pijama de aguacates.
Río por su comentario y suspiro.
—Dime que tú no tienes una pijama favorita.
—Sí que la tengo.
—¿Y cuál es? ¿Tiene algún dibujo?
—No, mi pijama es de piel. –confiesa y yo sigo sin entender.
—¿De piel?
Su risa varonil me hace cosquillas en el cuerpo.
—Me gusta dormir desnudo.
—¿Y qué pasa si hace frio?
—Hum, nadie había preguntado por eso, quizás tu pijama ridícula y tú quieran venir a darme calor.
Calor es lo que siento en este momento pero también me odio por estar coqueteando con él y él con la otra de mi.
—Mi pijama y yo podemos ser generosas y darte algo de calor.
—Mmm, muéstrame tu pijama.
—¿Tienes alguna clase de fetiche con las pijamas?
—En realidad solo quiero verte a ti pero no quería sonar tan atrevido.
Abro la cámara y me tomo una foto en donde no se vea mi cara mostrando mi muy ridícula pijama llena de dibujos de aguacate. La envío y regreso a la llamada.
—Por la madre de los dioses, luce adorable. Quien diría que debajo de esa pijama tan inocente se encuentra el pecado en persona.
—Considero que me hace falta un poco de volumen.
—¿Bromeas? Tienes un cuerpo perfecto. Dime que significa tu tatuaje.
—A mi abuela le gustan mucho las rosas, tener una en mi piel me hace sentir cerca de ella.
—Sé perfectamente a que te refieres. ¿Qué harás mañana pequeño aguacate?
¿Mañana? Trabajar, ir a tu clase, mirarte de lejitos.
—Trabajo, mañana debo trabajar, ¿qué hay de ti?
—También debo trabajar pero me gustaría salir a comer si no es muy atrevido de mi parte que te lo pida.
—Deberé revisar mi horario, si algo cambia te llamo.
—Supongo que aquí es donde nos despedimos tres veces pero ninguno cuelga.
—Suena a...
—¿Escena de libro o película romántica? Me declaro culpable, me gusta verlas y leerlos. Mi madre era gran fanática de las novelas rosas.
—Ojalá la mía lo fuera.
—Mañana hablaremos de libros favoritos, ahora quiero que cierres esos ojos bonitos y descanses.
—¿Cómo sabes que mis ojos son bonitos Barry? –le pregunto acomodandome en la cama plácidamente.
—Lo sé, lo presiento. Descansa chica aguacate.
—Descansa Barry.
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La alarma suena por la habitación ¿pero que creen? Yo ya estoy bañada, peinada, ligeramente maquillada y bien vestida. Claro que tuve que dejar el sostén a un lado por que no quería arruinar mi bonito tatuaje, así que opté por una busa blanca con manga para que lo cubra pero no que me lastime, jeans de mezclilla y una chaqueta de cuero negra. Mi humor está relajado el día de hoy y creo que sí se nota.
Abro la puerta y puedo ver a mi padre con la mano levantada a punto de llamar a mi puerta.
—Buen dia papi.
—My pretty girl, ¿te sientes bien?
—Sí, muy bien. Tomaré el desayunito rápido e iré al trabajo, quisiera adelantar algunos pendientes.
—Por supuesto que si cariño, ¿Quieres que te lleve?
—Te agradezco pero, me gustaría llevarme la motocicleta si no tienes inconveniente.
Veo como su cara se le ilumina y sonríe.
—Para nada mi vida, iré a prepararla mientras desayunas. –asegura antes de bajar las escaleras y salir hasta el garage emocionado.
Mi padre es fanático de las motos, es su obsesión secreta, pues mamá se encargó de que así fuera, aunque eso nunca le impidió comprar una y salir a pasear en ella de vez en cuando, como anoche.
Mi padre es mitad latino mitad inglés, mi abuelo le heredó todo el gusto por la literatura, los modales correctos y el buen vestir, de mi abuela heredó el poder de cocinar delicioso, su sencillez y si, su gusto por la adrenalina. De ahí viene el gusto por las motocicletas.
Me preparo un sandwich triple de jamón y me sirvo un café, escucho el rugir del motor de su preciosa y sonrío, a veces creo que la ama más que a mi madre.
—Todo listo nena, cuídate mucho al conducir, recuerda que es super rápida.
—Y eso nos encanta. –murmuro antes de dejar un beso en su mejilla y tomar las llaves.
Cuando salgo y la veo no puedo evitar sonreír. Adoro esta moto, me coloco el casco y subo en ella, introduzco la llave y al encenderla mi cuerpo vibra junto a ella.
Mi teléfono anuncia un nuevo mensaje, lo abro antes de irme y sonrío como boba de nuevo.
“¿Aún conservas la pijama de aguacates? Buen día ”
Tomo una foto desde arriba con la seguridad de que no se verá mi cara y se la envío.
“Lista para salir a trabajar”
Su respuesta me hace reír.
“¿Puedo montarla?” seguida de un emoji coqueto.
“¿Sabes conducirla?”
“No es una pregunta, es una propuesta”
Todo el calor se concentra en mis mejillas, Barry Nelson puede ser muy osado y me gusta.
“Será todo un placer, Barry, ten un lindo día”
“Justo ahora comienza, diosa”
Guardo mi teléfono y emprendo mi día, hoy será uno de esos en los que todo va a salir bien, lo presiento.