Capítulo Cinco.

2176 Palabras
Alice Me concentro en el manuscrito que tengo frente a mi y anoto las correcciones que se deben hacer, esta historia promete convertirse en mi favorita. Hoy llegué a trabajar más temprano que de costumbre y gracias a eso dos cosas geniales sucedieron hoy, mi madre no me gritó por primera vez en mucho tiempo y Caroline no me molestó para nada, es más, huyó de mi. He decidido que fueron muchas emociones el día de hoy por lo que más tarde antes de mi clase de inglés, iré a casa a cambiarme de ropa y desempolvar mi auto. No puedo ir con esto por que si Barry compara la foto que le mandé con mi ropa de hoy, quedaré al descubierto. Mi celular vibra anunciando un nuevo mensaje, sé de quien es antes de ver la pantalla por que puse un timbre exclusivo para él. Abro el mensaje y sonrío con el. “¿Está por aquí la chica con pijama de aguacates?” “Aquí estoy. ¿Qué estás haciendo?” Espero la respuesta y me llega junto con una foto con pose pensativa. “Pensando en ti” “¿Vamos a comer? Yo invito” Le mando un sticker con ojos de corazón. Tomo la foto de mi escritorio y trato de que no salga ningún libro. “Tengo mucho trabajo” Respondo y su respuesta me causa risa. Una carita haciendo pucheros. “¿Pudiste escuchar mi corazón rompiéndose?” “Oh, a donde mando tu corona, drama Queen?” Su ubicación aparece en la pantalla. “Aquí te espero y no es necesario que traigas la corona” –asegura. “Podríamos jugar un poco” –tanteo y le mando una foto sin exponer mi cara, solo mi mano sobre mi blusa a la altura de mis senos. “Hasta acá puedo oler la maldad fluir” “En quince minutos tengo que iniciar con mi primera clase, no quieres que mis alumnos me vean en esa posición” –señala y estoy muy de acuerdo con él. “¿Sería muy egoísta de mi parte decirte que no?” “¿Nunca viste dora la exploradora? Ella te enseñaba a compartir” “Ese día no la vi, así que es mejor dejar los juegos para después” “Ahora tengo que trabajar, suerte con tus alumnos” “Suerte haberte encontrado” “Piensa en mi propuesta, muero de hambre” Dejo el teléfono en el escritorio y sonrío como tonta pero mi sonrisa dura muy pero muy poco. Caroline me mira desde el marco de la puerta con cara de querer matarme. —¿En qué puedo ayudarte, hermana? —Necesitamos hablar. —Si es sobre trabajo lamento decirte que no he aprendido lo suficiente, pero me esforzaré. —No te hagas tonta, sabes perfectamente de que hablo. —¿De qué tu chófer te esta follando? Ella abre los ojos con sorpresa y camina hasta mi con rapidez tomándome por los brazos con fuerza. —Más te vale que jamás salga una sola palabra de tu miserable boca, Alice. Por que me voy a encargar de que te arrepientas. —¿A qué le tienes miedo Caroline? ¿Acaso no te encanta follar con él? Apuesto a qué lo hace mejor que Joseph, seguro él es aburrido y metódico, a diferencia de Rodrigo que es tan pasional y salvaje. —¿Tú como demonios sabes eso? —Por qué se nota, Caroline. Cuando un hombre es así, la esencia le sale hasta por los poros y aquí hay dos situaciones que ameriten que dejes que éste entre tus piernas. O te folla mejor que tu prometido o sientes algo por él. Ella solo presiona sus labios en una fina línea y me abofetea con fuerza. —¡Caroline! –grita mi madre desde la puerta y ella palidece–, Santo cielo, déjame verte. Mi hermana da algunos pasos lejos de mi y cubre su rostro con las manos. Mi madre examina mi rostro. —¿Por qué la golpeaste, Caroline? —Es que ella... Ella... Ni siquiera dice nada y sale de mi oficina casi corriendo. Mi madre me mira esperando una respuesta. Obvio yo no diré nada por que tengo mis razones. —¿Y bien? —Iré a mi clase de inglés, no quiero llegar tarde. El profesor es demasiado exigente con el horario. —Bien, pero no creas que esta conversación se acabó, hablaremos de esto y quiero la verdad Alice. Tu hermana no es agresiva, algo has de haberle dicho. —¿Insinuas que fue mi culpa? —Ambas sabemos que es muy difícil sacar de sus casillas a tu hermana, algo debió suceder entre ustedes para llegar a los golpes Alice y dudo mucho que ella haya iniciado. Me levanto de la silla demasiado molesta por que mi madre esta siendo injusta. No quise verlo por mucho tiempo pero ella es su favorita aunque lo niegue. —Mejor me voy, ya he terminado lo que tenía pendiente así que me quedaré en casa cuando salga de la clase. —Bien, intenta no molestar a tu hermana por favor, los nervios de la boda la tienen demasiado sensible. —Sí claro, la boda. Mi madre sale de la pequeña oficina y yo camino al espejo, puedo ver rastros leves de sangre en la comisura de mis labios, ese golpe estuvo duro. Tomo mis cosas y me dirijo hasta la salida, no quiero llegar tarde a la clase, así que solo me pondré otra ropa y subiré a mi auto. Hoy será un día diferente a lo que planee debido a que no sé si podré ser capaz de mirar a Barry a los ojos sin sentirme avergonzada. Trabajaré en mi actuación. ●▬▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬▬▬● Falda negra de tablones corta y medias lisas negras complementan la blusa blanca que llevo el día de hoy, peino mi cabello y esta vez decido usar un poco de maquillaje y color en mis labios, me calzo los botines altos y le sonrío a mi reflejo satisfecha. Bajo las escaleras y tomo la llave de mi auto, el primer coche que tuve, regalo de mi padre. ¿Recuerdan que les dije a que ambos nos gusta la adrenalina y la velocidad? Pues el Aston Martín Victor que tengo enfrente lo vuelve a confirmar. Siento emoción mezclada con hambre al verlo, es precioso, lujoso, ne.gro. Huele a nuevo todavía. Quito la alarma y abro la puerta, entro al coche y me acomodo, siento mi cuerpo vibrar con el motor, es precioso. Salgo del garage y me topo con el chófer de mi hermana quien parece molesto, luego aparece en la escena Caroline. Ella trata de abrazarlo pero él se niega, mira hacia acá y me saluda con la mano cosa que me toma por sorpresa. La mirada de mi hermana se fija en mi y afloja sus brazos de su agarre, se aleja un par de pasos y él trata de tomar su mano pero esta vez es ella la que se niega a aceptarla. Camina con cara de perro muerto de rabia hasta mi pero antes de que llegue acelero y salgo de la casa. No necesito otro enfrentamiento entre ella y yo sobretodo por que llegaré tarde a mi clase y no puedo darme ese lujo. Mi teléfono anuncia una llamada y me pongo toda loca al ver que es Barry. Me aclaro la garganta y respondo poniendo el altavoz. Sus primeras palabras me hacen reír. —¿Qué te parece la comida mexicana? —Mucho picante, mucha grasa, mucho deliciosa. –aseguro y puedo escuchar su risa varonil. —No pudiste describirla mejor. Conozco un lugar que deberíamos visitar. —¿Por qué hablas en plural, Barry? —Por qué me gustaría hacer todo en plural contigo chica de los aguacates. ¿Sabias que el aguacate es mi favorito? —No lo sabía pero gracias por el dato. ¿Jugaremos al “sabías que”? —¿Te gustaría hacerlo? –cuestiona con voz coqueta haciéndome reír. —¿Seguimos hablando de lo mismo? —No lo sé, puede que si o puede que no. —¿Sabías que le tengo pánico a las agujas? —¿Es en serio? ¿Y qué ocurrió con el tatuaje? —No estaba pensando claramente, cerré los ojos y no vi nada hasta que estaba terminado. —No te puedo creer, ¡qué locura! —A veces hago las cosas sin detenerme a pensar mucho. —¿Cuánto tiempo te esperaste para mandar esa foto que me llegó por bendito error? —¡Toda la tarde! Y cuando no recibí respuesta estuve a punto de borrar la imagen al ver que era un número equivocado. —Confieso que me esperé a responder por que tenía la esperanza de que la borraras para poder enviarte un mensaje que dijera "¿Sabes cuánto pesa el oso polar?" y tu responderías... —¿Qué no? —Y yo hubiese dicho "lo suficiente para romper el hielo y una vez roto déjame decirte que eres caliente" —¿De dónde sacas tanto ingenio? —No lo sé, pienso en ti y fluye. ¿Por qué suena a que hay mucho aire? —Estoy conduciendo para ir a... un lugar donde tengo algo que hacer referente al trabajo. —¿A qué te dedicas? —Trabajo en una s*x Shop. –miento y evito reír pero él ríe y me arrastra. —Guau, ¿y vas a llevar mercancía a domicilio? —No, iré a hacer inventario de una de las tiendas. —¿O sea que son muchas? ¿Cómo se llaman? —Conejita sexy. –confieso y ambos reímos. —Bien conejita sexy, te llamaré más tarde, mis alumnos estan llegando. —Suerte con tus alumnos, profesor. —Ah, suena tan sexy. Dilo otra vez. —Profesor Nelson. –ronroneo y me golpeo mentalmente. —Me sorprende que sepas mi apellido, me da curiosidad saber por que. —Tú me lo dijiste, ¿de verdad no lo recuerdas? —No recuerdo haberlo hecho, pero tampoco recuerdo que comí ayer. —Seguro que aguacate. Ahora debo colgar, suerte, Barry. —Gracias conejita sexy. Cuelgo la llamada y maldigo mi estupidez. Claro que no me dijo su apellido jamás, soy tan tonta. Estaciono el coche en un lugar disponible y puedo ver el coche rojo de Julia. Estoy llegando tarde. Bajo del auto y pongo la alarma, camino al interior y a diferencia de ayer, ahora ya sé a donde ir. Quiero correr pero quiero evitar caer y hacer un oso enfrente de toda la gente. Llego hasta el aula y escucho murmuros, me paro en la puerta y veo a Barry sentarse en la orilla de su escritorio. Me aclaro la garganta y sus ojos se fijan en mi, su mano resbala del escritorio y casi cae al suelo pero se recompone a tiempo logrando que toda la clase ría. —Señorita Parris, adelante. —Lo siento profesor, no quise interrumpir. —Vamos iniciando, toma asiento por favor. Me adentro al aula y mi lugar esta ocupado por Matthew así que me pongo a su lado, justo frente a él. Lo veo aflojar un poco su corbata y toma su lugar detrás del escritorio. —Cómo les estaba diciendo, la clave para aprender el idioma es practicarlo, pueden hacer ejercicios básicos de vocalización y pronunciación con algo tan simple como la música. Barry habla y habla y yo solo puedo mirarlo embelesada. Sus ojos fugazmente se pierden en mis piernas y lo veo tragar saliva con dificultad. Luego sus ojos se fijan en mi y yo sigo ahí, admirando cada facción de su rostro. Siento la mano de alguien mover mi brazo y despierto de mi burbuja. —¿Señorita Parris? —¿Yes, Teacher? –respondo en automático y puedo ver el brillo en su mirada. —Gracias señorita Parris, como ya les demostró su compañera familiarizarse con el idioma les resultará mucho más fácil si inician con palabras pequeñas... Él habla y habla y yo no dejo de pensar en todos esos tatuajes ocultos por la fina tela de su camisa. —Bien, eso es todo por hoy, siento que estas dos horas fueron satisfactorias y aprendimos algo. Llevan un trabajo especial cada uno, lo entregan en nuestra próxima clase, o sea en dos días. ¿Señorita Parris, podría esperarse un poco? La mirada de Julia me sonríe y toma el brazo de Matthew obligándolo a ir con ella. Barry camina hasta la puerta y la cierra, se vuelve a sentar a la orilla de su escritorio y afloja su corbata. Yo imito su gesto y me siento en la mesa que me corresponde. —¿Está todo bien, señorita Parris? La noté algo distraída. —Lo siento profesor, tuve una mañana complicada. Barry se acerca hasta mi y pasa su dedo por mi herida. Caroline pega duro. —¿Tu novio lo hizo? Niego con la cabeza. —Mi hermana mayor, tiene una mano algo pesada. Veo un poco de tranquilidad en su expresión y sonríe. —Agradezco mucho ser hijo único. ¿Qué harás justo ahora? —Ir a casa a hacer la tarea que nos dejó. —Ya veo, supongo que hoy sí comeré solo. Encontré un lugar donde comer comida picosa, grasosa y deliciosa. —Comida mexicana. –aseguro y sonrío. Él lo hace también y su próximo movimiento me hace perder la respiración. —¿Cuándo cambió tu nombre a Caroline, Alice? –cuestiona poniendo ambas manos a cada lado de mi cuerpo mientras su cara está a centímetros de la suya.
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