Alice. —¡Alice Parris! –me detengo al escuchar la firme voz de mi madre. Me giro antes de subir a mi auto y la veo llegar hasta mi. —Hola mamá, ¿cómo estas? —¿De quién es ese coche? —De Julia, mi compañera de inglés. —¿No será mentira? ¿Por qué se fue así? —Su madre es un dolor de trasero. —¡Alice! Cuida esa boca. ¿Ahora me puedes explicar por qué estás usando ese auto? Mi madre señala con desdén mi precioso coche y yo sonrío. —Por que es mío y me gusta. —¿Sabes lo que van a pensar si te ven en ese auto y... –escanea mi cuerpo–, vestida así. Oh por dios, ¿por qué estás vestida así? —Por qué me gusta mamá, gracias. —¡Pero se ve mal, Alice! ¿Qué dirán las personas de ti? El vestirte así puede provocar a los hombres y su comportamiento natural. —¿En que siglo vives,