La ventana de la habitación del primer piso dejaba entrar mucha luz. Al abrir los ojos Regina pensó en cambiar las cortinas por unas más gruesas. Levantó el brazo mirando su piel bajo la luz y la sintió pálida. Leo aún dormía. Era la mañana del funeral. Esa noche la policía llegó y registró el hecho como un accidente con fuga. Los investigadores cerraron la carretera, revisaron las huellas de frenado del camión. También revisaron los tres coches estacionados en el mirador buscando abolladuras, o restos de sangre. Los interrogaron brevemente, pero ninguno pudo describir el camión. Estaba muy oscuro. Pasó demasiado rápido. Regina cerró los ojos muchas veces, intentando concentrarse en ese momento, pero la conmoción fue demasiada, no era capaz de decir si el camión era blanco, azul o c

