Antonio desapareció por tres días. La familia Evans tenía un evento importante al que debía asistir y él estaba ocupado, pero Clara no lo sabía y esperó junto a la acera a que él apareciera. Necesitaba un celular. Al cuarto día vio el coche rojo y dio la vuelta para evitarlo. Antonio la siguió, avanzó lento sobre la carretera y detuvo el tráfico. Clara se sintió molesta y aceptó subirse. Solo entonces Antonio aceleró. – ¿Por qué le enviaste un micrófono a mi vecino? Antonio se encogió de hombros – dijiste que lo rompiste, pensé que era una buena idea. Ahora no tendrás que trabajar para él. – No, ahora tendré que trabajar por más tiempo – reclamó Clara – mi mamá me pidió que fuera responsable. Yo debía pagar por el micrófono, porque yo lo rompí. Si se entera estaré en problemas, Johny

