Regina miró la aplicación del calendario en su celular. Mucho tiempo atrás pensó que su fecha de nacimiento era una señal. Porque la diferencia entre su cumpleaños y el de Leo, era de solo diez días.
“El destino los había juntado desde el nacimiento”, ese era un pensamiento muy común en su mente. Más tarde entendió que las señales eran algo que solo pasaba en las películas. En el mundo real las personas eran o no compatibles sin importar si ambos nacieron un 29 de febrero.
Su emoción se apagó un poco, la llegada de su cumpleaños también significaba que se acercaba la fecha de terminación del contrato.
La aplicación del calendario seguía abierta y en la pantalla apareció la notificación de una llamada.
– Hola – respondió.
Leo estaba en el baño del segundo piso. Regina abrió la puerta y
