La temperatura dentro de la clínica era muy baja y había un ligero aroma a desinfectante que estaba volviendo loca a Regina. Entendió el por qué Víctor se quejaba todo el tiempo de sus citas médicas. – Muy buenas tardes, perdón por el retraso – dijo la doctora, sentada frente al escritorio y tras terminar una llamada personal – ¿en qué puedo ayudarle? – He tenido náuseas desde hace unos días – dijo al fin – mareos y dolor abdominal. No es algo constante, pero comienza a afectarme. La doctora, de cabello castaño recogido, asintió con un movimiento de cabeza – ¿ha vomitado? – Una o dos veces, generalmente son las náuseas, pero sí. El vómito es otro síntoma. – ¿Come con regularidad?, según sus horas. – No siempre – admitió – estoy bajo mucha presión, me ascendieron en el trabajo y eso m

