Capítulo 2. En coma.

798 Palabras
A la mañana siguiente, Vincent se desvío de su ruta habitual, primero iba a ver a Catalina y luego a su trabajo, pero esta mañana le había cancelado, y de mala gana conducía hasta la dirección que su abuela le dio. Mientras se acercaba, a lo lejos podía ver una silueta femenina. Sabía que era ella, tenía algunas maletas a sus pies, no conocía a Wendy Torres, pero si conocía a su madre, la había visto en el hospital, aun con todas las heridas, la madre de Wendy resaltaba una belleza sin igual, se preguntaba si la hija era igual. Él dudaba de que la señora Ruth Robles la hubiera lastimado a tal grado, la única que sabía la verdad, era la misma madre de Wendy, pero por ahora no podía decir nada de lo que pasó aquella noche, púes estaba en coma. Mientras más se acercaba, podía ver mejor aquella frágil silueta, y de pronto, pudo apreciarla a la perfección cuando Wendy lo miró directamente, ella tenía una cabellera castaña qué caía por sus hombros, vestía un vestido blanco qué la hacia ver angelical, era joven, no debía de tener ni siquiera los 25. Y si, era hermosa. Vincent estacionó el auto y bajó de este, mientras que Wendy lo veía fijamente, Vincent era un tipo alto, vestía un traje gris y una camisa blanca, era tan guapo como se rumoreaba, no era la primera vez que Wendy lo veía, lo había visto antes en una subasta, era decidido e intimidante, sin ninguna expresión en su bello rostro. Se miraron fijamente y entonces Wendy decidió que era mejor llevarse bien con él, por su propio bien y el de su madre. —Soy We… —Ya se quien eres—Interrumpió él de modo abrupto. —Sube, tengo cosas que hacer y pierdo mi tiempo— dijo él sin la más mínima pizca de cortesía. Wendy asintió y tomó sus maletas. Vincent no la ayudó a subirlas al maletero, ella no esperaba menos, sabía que él solo amaba a Catalina. ¿Por qué ayudaría a la enemiga de la mujer que amaba?, no había razón para que fuera amable. Subió al asiento del copiloto y Vincent condujo a toda prisa y en total silencio. Cuando llegaron a la casa de Vincent, Wendy se sintió emocionada, era una hermosa propiedad. Sabía que la familia Priego era muy acaudalada, pero no sabía a que magnitud. El interior era aun mucho más asombroso. Wendy fue recibida por una de las sirvientas. —Que se instale en una de las habitaciones de huéspedes, muéstrele la casa—Ordenó Vincent a la empleada. —Si señor. —Dame tu número. Wendy se apresuró a sacar su teléfono y Vincent se lo arrebató de las manos, ella no usaba contraseña, eso le sorprendió, agregó el número y se registró en el de ella. —No me marques si no es necesario—Dijo él devolviéndole su teléfono. Wendy solo asintió. —Eres mi esposa solo de nombre, no pases los limites, porque no seré indulgente. Wendy asintió de nuevo. —Me voy. —¿Cuándo volverás?—Preguntó Wendy sin pensarlo, ella solo quería saberlo para poder esperarlo como era debido, como fuera, ahora era su esposa. —Volveré cuando me de la gana—Dijo Vincent para después marcharse. —Déjeme llevarla a su habitación—Dijo la sirvienta apurándose a tomar las maletas de Wendy. La habitación que le dieron era muy grande, no había más que muebles vacíos, Wendy guardó sus cosas y marcó al hospital para preguntar por su madre, ella estaba bien, así que se sintió tranquila, recorrió la casa, había una piscina, tenía un mini bar, inclusive un mini cine. Wendy sabía que Vincent era uno de los hombres mas millonarios y con más renombre en el país, no era para menos. Estuvo todo el día sola, y ya entrada la noche, escuchó ruidos en la entrada, se apresuró a bajar y se quedó helada al ver a Catalina sujetada del brazo de Vincent. —Señorita Torres, nunca esperé verte aquí—Dijo Catalina mostrando una amabilidad amarga, cuando se enteró de que Vincent se había casado con Wendy, enloqueció, pero Vincent le aseguró que solo sería por un tiempo, en lo que hacía que Wendy solicitara el divorcio, y en lo que se demostraba la inocencia de la familia Robles. —¿Qué hace ella aquí?—Preguntó Wendy con las manos temblorosas, la última vez que vio a Catalina, esta se reía y se burlaba de lo que le había pasado a su madre, Catalina siempre fue su enemiga, debido a ella y a su madre, la familia Torres se desintegró como humo en el aire. No sentía nada mas que odio por esa mujer.
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