Capítulo 1. El contrato.
Los dedos de Wendy Torres estaban congelados, por un momento su mano tembló, dudó de lo que estaba a punto de hacer, pero al final, firmó aquel contrato en el que mantenía la vista fija, no había otra opción para ella.
—Se que Vincent no será el más amable o cariñoso, pero yo estoy de tu lado, así que no tienes que preocuparte.
Wendy miró a la abuela de Vincent, la señora Flor Priego, una de las líderes del imperio Priego, la familia era famosa por sus innumerables negocios, y Vincent era el líder principal, un hombre orgulloso, de palabra, de firmeza inquebrantable, y de reputación intachable, arrogante e inteligente, uno de los hombres más codiciado por las mujeres, pero tenía un gran problema, su amor devoto por Catalina Robles.
Cuando se trataba de Catalina, Vincent no titubeaba, estaba tan enamorado de ella, que cuando la madre de Catalina, la señora Ruth, atentó contra la vida de la madre de Wendy, él salió en la defensa de la familia Robles.
Fue la señora Flor Priego quien tuvo que alzar la voz e ir en contra de su nieto, obligándolo a ceder, fue así como la madre de Catalina fue presa, y la reputación de la familia Robles se vino abajo, salieron más cosas en contra de la familia Robles, aun con todas las evidencias y acusaciones, Vincent jamás cuestionó a Catalina.
—Señora…—Dijo Wendy en voz baja, tan débil que la señora Flor sintió ternura. —Prométame que mi madre estará bien.
—La familia Priego te debe esto, a ti y a tu madre, Vincent debe de encargarse, es por eso que lo obligaré a cuidar de ti.
Los ojos de Wendy fueron a aquel documento. “Certificado de matrimonio”.
Sin dudar, firmó aquel papel y se lo entregó a la señora Flor, si no estuviera tan desesperada, ella jamás se casaría con ese hombre, no importaba lo rico o guapo que fuera, jamás lo hubiera siquiera pensado.
—A partir de hoy, llámame abuela, bienvenida a la familia Priego.
Para esa misma tarde, cuando Vincent recibió el certificado de matrimonio, una sonrisa distorsionada se dejó ver en su rostro gélido.
—¿Qué es esto?—Cuestionó mientras miraba aquella firma.
—Tu certificado de matrimonio, fírmalo, y ve mañana mismo por tu esposa—Dijo la señora Flor sin dar pie a refutar.
—No—Dijo Vincent encarando a su abuela. —No me casaré, y menos con ella.
—¿Menos con ella?, le debemos esto.
—No le debemos nada.
La señora Flor dio un respiro y sonrió. —Le quitaste todo a la familia Torres, te burlaste de su familia al cubrir los delitos de esa mujer, ¿y aun dices que no le debes nada?, Wendy, es una chica inocente, su madre está hospitalizada, al borde de la muerte, mientras que Catalina goza de todas las riquezas que le das.
—La señora Ruth ya está en prisión, está en espera de un juicio, cuando salga libre, el apellido Robles quedará limpio, y me casaré con Catalina.
—¿Crees que no sé lo que haces?, sé que esa mujer vive como reina en aquella cárcel, fue porque Catalina te lo pidió ¿No?.
Vincent miró a su abuela fijamente. —Amo a Catalina, me casaré con ella.
—Bien, si lo haces, avergonzarás a todos, el apellido Priego se volverá la burla, serás expulsado de la familia.
—Tengo el suficiente dinero para levantarme por mí mismo.
—Lo sé, pero mi apellido no vas a llevarlo jamás, y serás mi enemigo, ¿Pelearás contra mí?, no te echaré en cara nada, pero no olvides quien te ha criado desde pequeño, te he dado todo mi amor, espero que puedas con eso.
Vincent apretó los puños, mientras que la señora Flor estaba por marcharse.
—Tengo una condición—Dijo Vincent al fin.
La señora Flor se detuvo y lo miró esperando a que terminara de hablar.
—Si Wendy deshace este matrimonio por su propia voluntad, no podrás oponerte, y entonces me casaré con quien yo decida.
—¿Crees que será así de fácil?, está bien, pero si tú le tocas un cabello a esa muchacha o mandas a lastimarla, yo misma me encargaré de Catalina y de toda la familia Robles—Dijo la señora Flor con firmeza.
Vincent sabía que su abuela no era una mujer de palabras vacías, tomó un bolígrafo y firmó aquel certificado.
—Iré mañana por ella.