Capítulo 7. La amante.

1738 Palabras
Capítulo 7. La amante. Wendy no esperaba que su primera vez fuera de este modo, a pesar de que detestaba a ese hombre, en cuanto quedó desnuda delante de él, Vincent se transformó, sus caricias suaves y sus besos delicados, se volvieron inesperadamente cautivadores. Ya no la veía como si fuese una total extraña, la veía con deseo, como si una verdad oculta explotara dentro de él. Ella quería negarse, y al mismo tiempo, quería saber que se sentiría, siempre dijo que su primera vez sería con el hombre con el que se casara, quien iba a decir que el hombre con el que se casó no la amaba ni un poco. —¿Es tu primera vez?—Preguntó él con la voz ronca y llena de deseo. Wendy asintió, incapaz de hablar o de huir, después de todo, él si era su esposo de verdad, aunque no hubiera amor de por medio, no sería algo malo si se entregaba a él. Sabiendo eso, Vincent entró lentamente en ella, disfrutando de esa sensación que lo envolvía, la miró a los ojos, ella en verdad era hermosa, se sintió culpable, Catalina no podía saber esto, no podía saber que esta mujer logró seducirlo con un simple beso. Jamás había sido tan desleal, jamás había dudado de lo que sentía, ¿Qué era lo que le pasaba ahora?, no quería detenerse, no podría aunque lo intentara. Mientras la noche avanzaba, los gemidos de Wendy y los jadeos de Vincent se hicieron más escandalosos, terminaron hasta que las piernas de Wendy estuvieron temblorosas, Vincent estaba realmente asombrado, ella en un principio fue demasiado inocente, pero mientras más avanzaba la noche, más perversa se volvía, nunca imaginó que enseñarle a alguien el arte de lo erótico, sería tan gratificante. Y a la mañana siguiente, Vincent se levantó muy temprano solo para recordar lo que había hecho, Wendy decía la verdad, era virgen, una ligera mancha de sangre sobre las sábanas blancas lo corroboraba. Ella abrazaba las sábanas con una pierna desnuda, Vincent admiró la belleza de su esposa, y sin poder evitarlo, tomó una fotografía para preservar la maravillosa vista. Cuando Wendy despertó, Vincent ya se estaba vistiendo, él la miró de reojo y ella se talló los ojos, se sentía un poco adolorida, pero era debido al ejercicio que había hecho con ese hombre. Se arrepentía un poco de haberse entregado a él, aun se preguntaba, ¿Por qué lo hizo?, pero al mismo tiempo no se sentía decepcionada. —Me tengo que ir a trabajar, descansa, y recuerda que no puedes ir sola al hospital. Wendy asintió. El resto de la semana fue igual, Vincent llegaba más temprano a casa, comían juntos en silencio y subían a la habitación a tener relaciones hasta que las piernas de la chica estuvieran temblorosas, y él, estuviera satisfecho. Por un instante Wendy pensó que podría tener el amor de ese hombre, volver a tener una familia y recuperar lo que le habían arrebatado tan descaradamente. Hacer pagar a Catalina y su madre, devolverles cada golpe, ganarse a Vincent era el primer paso, y lo estaba logrando, Vincent se volvía cada vez, menos hostil. Pero un buen día, Wendy sintió la necesidad de visitar a su esposo en su empresa, no sería raro que siendo la esposa fuera a verlo, y ya que no salían, lo mejor era que ella fuera a buscarlo, además, los últimos días, ellos se habían vuelto más cercanos, cada noche Vincent se transformaba en un hombre gentil y cariñoso con ella. Le preparó una deliciosa comida y le pidió al chofer que la llevara a la empresa, si empezaba a cautivarlo, lo tendría de su lado. Al llegar fue bien recibida por las recepcionistas, ya todos sabían que Wendy Torres era la esposa del señor Priego. Así que le dieron un pase de visitante y la dejaron pasar sin problemas. Cuando Wendy llegó a la oficina de presidencia, la asistente de Vincent la miró y entro en pánico. —Señora Torres, bienvenida— dijo la asistente un poco sorprendida de ver a Wendy ahí. —¿Está mi esposo?. La asistente miró la puerta que daba a la oficina del jefe y sonrió avergonzada. —Si, pero está en una reunión y no sé cuándo terminará, si es algo urgente se lo diré ahora mismo. Wendy negó. —Esperaré a que termine— dijo ella, de todos modos, no tenía nada más que hacer. —Es que va a tardar mucho, mejor vaya a esperarlo en la cafetería y le diré que la alcance en cuanto salga. Wendy miró los nervios de la mujer y sin tener que preguntar, supo el porqué. La puerta se abrió y Vincent salió con una sonrisa en el rostro, acompañado de Catalina, se sintió una tonta por pensar que él estaba cambiando, pues no era así, su amor por Catalina, nada iba a romperlo. Ambos miraron a Wendy, Vincent jamás imaginó que Wendy iría sin avisar mientras que Catalina sonrió y se agarró del brazo de Vincent, mostrando lo íntimos que eran. —¡Wendy!, que sorpresa que estés aquí— dijo Catalina. —Justo hablábamos de ti— se burló ella sin disimular ni un poco. —¿Qué haces aquí?—Preguntó Vincent. Wendy sonrió amargamente y se enderezó. —Estaba de paso— dijo y miró la comida que se había esmerado por prepararle. —¿Eso es comida para Vincent?, creí haberte dicho que él está acostumbrado a lo mejor—Dijo Catalina. Wendy negó. —No es para él— Mintió. —Es para alguien más. Aquello hizo enojar aún más a Vincent, quien se apartó de Catalina para acercarse a Wendy. —¿A quién le preparaste eso?—Preguntó un poco celoso. —Al doctor Gonzales por supuesto, en agradecimiento por cuidar tan bien de mi madre—Dijo Wendy sin estar dispuesta a mostrarse débil. Vincent se sintió extraño al sentir aquellos celos invadirlo, no soportaba la idea de que su esposa fuera tan amable con otro hombre. —¿Tratas de avergonzarme?. —Para nada, solo muestro mi agradecimiento, no hay razón para pensar otra cosa—Afirmó Wendy. —Te están acompañando, ¿Verdad?—Preguntó Vincent. Wendy no le dijo a la sirvienta que iría al hospital, así que no vio necesario que la acompañaran. —Si, por supuesto. —Que amable eres con otros hombres—Dijo Catalina. —Aun si descuido a mi esposo, sé que te tiene a ti para atenderlo, eso nos debería de volver unidas, yo soy la esposa y tú la amante— dijo Wendy. Vincent en verdad estaba molesto. —¿Amante?, ¿Yo soy la amante?, Vincent no te ama… —Basta— dijo Vincent al ver que Catalina estaba perdiendo los estribos, la verdad era, que desde que Wendy llegó a su vida, las peleas con Catalina se volvían constantes. —Últimamente me demuestra su amor cada noche—Dijo Wendy mientras sonreía. —¿Qué has dicho?—Preguntó Catalina sin comprender. Wendy solo miró a Vincent. —¿No se lo has dicho?, lo duro que intentamos tener un bebé. —Estas mintiendo, solo quieres molestarme—Dijo Catalina. —Como sea, veo que estas ocupado, nos vemos en casa— dijo Wendy dando media vuelta para marcharse, Vincent iba a ir detrás de ella, pero Catalina no iba a permitirlo. —¡Vincent!, no me siento bien— dijo Catalina fingiendo que iba a desmayarse, Vincent se apresuró a ir a su lado y Wendy al ver aquello, solo sintió decepción. Wendy fue al hospital a ver a su madre, y mientras estaba ahí, Luis pudo acercarse al ver que hoy no había llegado con aquella chaperona, lo que menos quería era meter a Wendy en problemas. —¿Hoy vienes sola?. Wendy se puso de pie cuando el doctor entró y asintió. —Vine a ver a mi madre. —Si, me lo imaginaba, sería raro si vinieras a verme a mi. Wendy sonrió. —Si vengo a verlo— dijo para después tomar la comida que hizo para Vincent, sería un desperdicio tirarla, y después de todo, si le debía mucho al doctor Gonzales. Luis enarcó una ceja algo sorprendido. —Le traje esto, quería agradecerle por cuidar de mi madre, lo hice yo misma, si no le gusta puede tirarlo sin culpa, no soy la mejor cocinando. Luis tomó la comida y sonrió demasiado feliz. —¿Quieres comer conmigo?. Minutos después, estaban afuera del hospital, sentados en una banca, Luis se sintió muy afortunado cuando dio el primer bocado. —¡Vaya!, la carne se deshace en mi boca, está muy bueno. —¿En serio?. Tomó un poco con el tenedor y se lo acercó. —Prueba. Ella fue obediente y comió lo que él le ofrecía. —¿Dónde aprendiste a cocinar?. —Tomé algunos cursos, ayudaba en el comedor de una casa hogar, quería que los niñ*os tuvieran una buena comida, así que aprendí a cocinar. —Ya veo. Wendy lo miró comer más y se sintió algo satisfecha, al menos alguien era feliz. —¿Cómo has estado?. —Bien. —Wendy, si me lo permites, me gustaría ser tu amigo, así que cuentas conmigo para cualquier cosa que necesites, no tiene que ser algo médico, lo digo en serio, sin intenciones ocultas, quiero ser un amigo sincero contigo. —Se lo agradezco. —Se que solo tienes a tu madre, si pudiera hacer algo más, créeme que lo haría sin dudar. —Ya hace suficiente, en serio le estoy agradecida, y sin duda me hace falta un amigo en quien confiar, a veces…siento que en verdad estoy sola. —¿Qué hay de Vincent?, ¿No te llevas bien con él?. —Vincent solo tiene ojos para Catalina, no importa si somos esposos o no, eso no cambia nada. —Pues es un tonto. Wendy sonrió y asintió. —Veo que el color de tu piel está mejor, puedo ver algo de rubor en tus mejillas, eso es bueno. Wendy se sujetó sus mejillas y suspiró. —Estoy comiendo más. —La próxima vez déjame invitarte a un buen restaurante, tu comida es deliciosa, pero sería muy cruel de mi parte hacerte cocinar de nuevo. —Me encanta cocinar. —Déjame cuidarte aunque sea de este modo. —Está bien.
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