Tocó a su puerta, pero tampoco me abre, no puedo creer que yo antes me despertaba tan tarde. Ahora entiendo por qué Daniel se molestaba conmigo. Entro a la casa también sé dónde Clara esconde sus llaves. Volteó a ver por todos lados, y no se para qué hago esto, sé que ella está dormida. Me dirijo rápidamente a su habitación, y como lo pensé. Clara está profundamente dormida, ella es muy linda y también es baja como yo no pasa del 1,60, pero ronca peor que un oso enorme. Me siento a su lado y tocó sus hombros, ella se mueve un poco. —Clara, amiga. ¡Despierta! Tengo una sorpresa, por favor, llegaremos tarde. —No quiero comer milanesa —dice medio dormida. —Clara, despierta, no dije milanesa dije una sorpresa, vamos o se nos hará tarde. —Erika, es temprano y es sábado, dame cinco minuto