—No tengo nada que hablar contigo, largo de mi oficina —me dice muy molesto. —No quiero además, tengo un presentimiento, en este momento usted me dará el mismo puesto que tenía, porque Susana me dijo que usted la daría mi puesto, así que, quiero ser otra vez su asistente además, me dará un aumento de sueldo, el triple por aguantarlo tanto tiempo. La cara de mi jefe está roja, a él también le salta una vena en la frente, pero él se ve lindo. Después de volver en sí, Daniel ríe a carcajadas. —Dime, ¿qué fue lo que bebiste? Esto es una broma de muy mal gusto. —No es una broma, jefe. Busco la grabación del día de la fiesta en su mansión. —Solo me estás haciendo perder el tiempo, y me estoy molestando más, señorita Erika. —No se preocupe jefe, miré, aquí está lo que quiero que escuche.