Capítulo 31 Antoni Solo bastaron esas palabras y mi hombría palpitaba con desespero, pero sabía que tenía que contenerme e ir suave con ella por ser su primera vez. Roce mi pene con su hendidura para ir preparándola, ella respiraba agitada y yo no estaba tan lejos de eso o quizás peor. Con movimientos suaves deslice mi pene a lo largo de su centro, la sentí mojada y caliente, lista para mí. Me costaba respirar debido a la excitación que sentía al estar arriba de ella, viéndola directo a los ojos, ojos que en este momento tienen ese brillo nunca antes visto en ellos. Al sentir mis roces, rodeó sus piernas en mis caderas, ese simple acto hizo que mi pelvis cobrara vida y del primer empujón entré justo a su centro que me recibió con una humedad desbordante. En cuanto sintió mi invasi

