Capítulo 5
Se llegó el día del compromiso y yo ando muy nerviosa, mis manos se sienten frías, y todo mi cuerpo tiembla. Mi amiga me ayudó a arreglarme, ella maquilla muy bonito. Los tonos que eligió para mí son realmente bellos.
Hizo un smokey eyes con tintes dorados que combina perfecto con el tocado y el vestido, y le da profundidad a mis ojos, además le colocó un toque de brillo en las orillas para algo más de glamour, y mis labios en un rojo intenso, pero en nude, veo el resultado en el espejo y de verdad que no me reconozco.
—Me encanta —Mencioné mirándome aún en el espejo.
—Te ves preciosa, amiga —Le regalé una cálida sonrisa a Sherlyn.
Suspiro frente al espejo para darme valor en seguir con esta farsa.
—Es hora de irme —Le dije al escuchar el timbre. Sherlyn asintió levemente con la cabeza.
—Mucha suerte hermosa —Le di una última sonrisa y me encaminé a la puerta de la habitación, al salir la cerré detrás de mí.
Antoni al verme se quedó paralizado, no quitaba su mirada de mí, eso me estaba poniendo más nerviosa de lo que estaba.
—Te ves… Hermosísima, eres perfecta —Me sonrojé por sus palabras y él rio un poco al verme.
—¿Nos vamos? —Me ofreció su mano, la miré unos segundos y al final la tomé.
En el transcurso del camino íbamos en silencio, únicamente la música del carro era la que se escuchaba. Estaba tratando de tranquilizarme, pero cada vez me ponía más nerviosa, no sé que esperar de todo esto, pero ya ni modo no podía echarme para atrás, lo hecho ya está, y que venga lo que tenga que venir.
Llegamos a nuestro destino y al abrirse el enorme portón eléctrico n***o se podía ver una enorme mansión, es más grande que he visto incluso más grande que cualquier otra que he visto.
—Hijo —Vimos a una señora caminar por el pasillo, lo abraza, él corresponde a su abrazo.
La señora me mira con una cálida sonrisa.
—Bienvenida hija —Me dio un caluroso abrazo.
Le esbocé una suave sonrisa —Gracias, señora.
—Ay no, no me digas señora, llámame Montserrat —Reí levemente.
—Okay, Montserrat —Me regaló una tierna sonrisa.
Aparecen unos muchachos, me imagino que son hermanos de éste.
—Hermanito —Lo saludó la chica.
—Mar —Sonreí al ver la escena.
Ella me sonríe al verme.
—Hola —Me besó en la mejilla —, me llamo Marina, pero todos me dicen Mar.
Le sonrío —Isabella —Me presenté.
—Que bello nombre como tú —dijo Montserrat.
Le agradecí.
—Ya era hora que mi hermano sentara cabeza —Habló el muchacho. Su hermana rio divertida.
—Eduardo —Lo fulminó con la mirada, no pude evitar reír con Mar. Su madre también se reía.
—Edu, cariño —Le miró con seriedad, o aparentando seriedad, porque se le veía en el rostro que estaba conteniendo soltar una risa.
—Hijo —Escuchamos una voz detrás de nosotros. Volteamos.
—Papá —Ambos se saludaron con un largo abrazo.
El señor me observó, su mirada me puso algo nerviosa, tuve que fingir tranquilidad. Me recibió con un gentil abrazo.
—Bienvenida hija.
—Gracias, señor.
—Papi —Lo abrazó Mar.
—Mi niña —Le dio un cariñoso abrazo y besó su cabeza.
Después de que el señor saludó a su familia, pasamos al enorme jardín. Estaba decorado muy bonito, está decorado con luces de diferentes colores añadiendo una vista de ensueño. Había luces que colgaban de los hermosos árboles que se encontraban en el jardín.
—Tienes una bella familia —Antoni me vio y me esbozó una sonrisa.
—Lo sé —Rodé los ojos por su tono de voz. Es un sangrón.
—Una foto —Antoni me abrazó por la cintura, escalofríos recorrieron por todo mi cuerpo, traje saliva nerviosa. Sonreímos a la cámara.
Comenzaron a llegar los invitados, los saludamos.
Me di cuenta de que una muchacha se acercó a Antoni, cuando éste estaba conversando con unos amigos, mientras que yo me encontraba conversando con Mar.
—Ay no puede ser —dijo Mar al ver a la dirección donde se encontraba Antoni.
—¿Qué sucede? —Preguntó sin quitar la mirada de donde se encontraba Antoni, esa mujer no dejaba de coquetear con él, y no hacía nada por detenerla, se supone que es nuestro compromiso, es un verdadero imbécil —. Es Stephanie, me cae pésimo, siempre ha estado detrás del tonto de mi hermano, desde la preparatoria —Espetó mirándola mal.
Me tomó de la mano y nos encaminamos a su encuentro.
—Hermanito, tu prometida, te estaba buscando —Mar le dedicó una sonrisa a esa tal Stephanie, pude notar como la tipa me escudriñaba con la mirada de arriba y abajo, buscando alguna imperfección en mí o en mi ropa, al levantar su mirada se topó con la mía.
Abracé a Antoni por la cintura y saludé con una sonrisa en mis labios.
—Buenas noches.
—Buenas noches —Me saludaron sus amigos, menos esa que nota dejado de mirarme feo, como queriéndome matar con la mirada.
—Tienes buen gusto, amigo —Comentó uno de ellos.
—Tampoco es la gran cosa —Musitó, Mar asesinó a Stephanie con la mirada, yo le di una tranquila mirada.
—Algunas tenemos un tesoro oculto y otras son simples piedras sin chiste —Sonreí mirando a la amiga de Antoni. Éste me asesinó con la mirada, no me importó en lo absoluto, le di un pequeño sorbo a mi copa.
Los amigos de él se rieron al igual que Mar.
La tipa no soportó y se fue echando chispas de coraje.
Antoni me susurro en el oído —Luego vamos a hablar —Se mira molesto.
—Cuando quieras —Le dijo en tono tranquilo. Me bebo la última gota de mi copa.
Mar se alejó de nosotros y fue a saludar a su novio con un gentil beso en los labios.
Se acercaron a nosotros.
—Es Danilo, mi novio —Nos saludamos amablemente con un beso en la mejilla.
—Mucho gusto —dije. Él me dio un pequeño asentimiento.
Saludó a Antoni con un gran abrazo, Mar tiene una linda sonrisa en el rostro.
Ambos se fueron a saludar a la familia de mi supuesto prometido.
Todos se divertían, bailaban felices.
De pronto la música paró y vimos a Montserrat con una copa de champán.
—Quiero decir unas palabras —Todos pusimos atención —. Esta anoche es muy especial para todos, pues el compromiso de nuestro hijo mayor, con una bella mujer —Siento el corazón chiquito, me estoy odiando por este engaño, siento mis ojos picar por las lágrimas —. Desde que llegaste a nuestras vidas, Fernando y yo fuimos los más felices, nos has llenado de alegría, en un abrir y cerrar los ojos creciste y ahora estás a punto de casarte con esta linda niña, que estoy segura de que te hará muy feliz, por eso quiero darte esto —Nos pidió acercarnos a ella. Mira una cajita de terciopelo mientras la acaricia —Este anillo significa mucho para mí, es el anillo que tu abuelo le dio a tu abuela en su compromiso, es hora que sea tuyo —Sentía mis piernas flaquear, mi cuerpo tiembla y no por el frío que está haciendo.
—Montserrat… —Ella me retiró una lágrima que corre por mi rostro.
Le da la cajita a Antoni, nos da un beso en la mejilla a cada uno y se retira.
Antoni la abrió y se dejó ver un bello anillo de oro puro, no es tan fino ni tan grueso, al contrario, se ve sofisticado fino, justo para mi dedo, tiene tres piedras preciosas, dos más pequeñas de color celeste claro, y el diamante principal es unos 20 cm, más grande dando a entender que es un anillo de compromiso además de ser una reliquia familiar.
Antoni cogió mi mano y me lo deslizó con delicadeza, mi cuerpo no dejaba de temblar, me sentía muy mal por este falso compromiso, su familia no merecía que lo estuviéramos engañando.