Maldito Infeliz

1440 Palabras
Capítulo 6 Después de que Antoni me pusiera la argolla en mi dedo, se escucharon aplausos y gritos pidiendo beso, lo miraba aterrada por lo que podría hacer, éste solo me dio una sonrisita de alado. Se acercó aún más a mí, y me tomó de la cintura, nuestras miradas se miraban directamente, estaba muerta de los nervios. Antoni acunó su rostro y besó mis labios con los suyos, fue un beso suave, podría decir qué tierno. Por un momento me olvidé de todo y correspondí a su beso. Cuando reaccione me separé de a poco de él, éste tenía una sonrisa burlona en los labios, eso me molestó, ¿Quién se cree para burlarse de mí? Imbécil, si pudiera le diera su merecido. Su familia y amigos nos felicitaron por nuestro compromiso, les dediqué una genuina sonrisa. El resto de la noche los invitados se la pasaron disfrutando de la fiesta bailando, otros platicando alegremente en su mesa. —Aún no pudo creer que Antoni se vaya a casar con alguien como tú —Escuché una voz femenina detrás de mí, al voltear me di cuenta de que se trataba de la tal Stephanie. —¿Y por qué no lo puedes creer? Soy hermosa y muy simpática, Antoni y yo nos enamoramos a primera vista —Bebí de mi copa con toda tranquilidad, segura de mí misma. La tipa se comenzó a reír, la veía con en el ceño fruncido, se volvió loca, se comenzó a reír de la nada, no le miraba gracia lo que le acababa de decir. Mi mirada se cruzó con la de Sherlyn, llegó horas después, porque tenía un compromiso antes. Deje a la loca sola y me dirigí con mi amiga, la cual le estaba diciendo a Montserrat que venía conmigo, ambas al verme acercarme me sonrieron. —Amiga —Nos abrazamos. —Que bueno que ya estás aquí —Miré a Montserrat y las presenté, se saludaron amablemente. Mi amiga y yo nos fuimos a sentar a mi mesa que se encontraba sola. —¿Cómo te sientes? —Algo rara, pues no conozco a nadie, la familia de Antoni se portó muy linda en cuanto pise su casa. —Qué bueno, amiga —Nos esbozamos una sonrisa. Las horas pasaron y casi ya o veía a Antoni, me puse de pie para ir al tocador. —Iré al tocador —Le dije a Sherlyn, ella asintió con un movimiento leve de su cabeza. Camine adentro de la casa, es enorme, suspiré. Caminé por el pasillo y escuché gemidos, que venían de la habitación, la puerta estaba entreabierta. —No te cases con esa insípida, tú mereces algo mejor, esa no vale nada, no es de nuestro círculo social —Era la voz de aquella mujer, no, no es verdad lo que estoy pensando. Abrí la puerta muy despacio y los vi moviéndose a besos, esta estaba sentada sobre el escritorio, mientras que éste se movía dentro de ella. Sin darme cuenta lágrimas corrían por mis mejillas calientes. —Si no quieres que esto que tenemos se acabe no hables de mi prometida —Es un maldito infeliz. Siento rabia por aceptar esto, no merezco está humillación, ni ser la burla de nadie. Azote la puerta y salí corriendo. Antoni Estaba cogiendo con Stephanie, y el golpe de la puerta cerrarse me hizo separarme bruscamente de ella. Me apresuró a subirme el pantalón y salgo del despacho, pude verla correr por el pasillo, no sé porque me sentí mal al verla. Isabella es una muchacha muy bonita, tiene una sonrisa hermosa, cuando la conocí quedé encantado con ella, la quería para una más de mi lista, pero me he dado cuenta de que no es como las demás, ella es diferente a cualquier mujer con las que me he metido. —¿Qué pasó? —Miré con frialdad a Stephanie. —Nada, debo volver a la fiesta —La dejé parada en el pasillo. Llegué al jardín y estaba buscándola con desesperación con la mirada, pero no la vi por ningún lado. —Sobrino, de nuevo felicidades, Isabella es una hermosa mujer, no es una cazafortunas como algunas —Su mirada se dirigió a Stephanie que iba saliendo del jardín, Natalia, una amiga de nuestro círculo de amigos la detuvo y le ofreció una copa. Le dediqué una pequeña sonrisa a mi tío Isaac, es hermano de mi papá, siempre ha estado para nosotros es como mi segundo padre. Me disculpé con él y continúe buscando a Isabella. —Cariño —Me llamó mi madre —, si buscas a bella se encuentra en la que era tu recámara, no se sentía bien, tenía sus ojos llorosos —Soy un idiota. —Gracias mamá, iré con ella. Subí de prisa a la recámara y ahí la vi acostada, en cuanto me vio me lanzó una mirada de odio. —Esto se acaba, ¡No seré tu maldita burla! —Vociferó llena de furia. Sus ojos estaban rojos, reflejaban rabia. Me dejó el anillo en la palma de mi mano con agresividad. Estaba a punto de salir de la habitación, pero se lo impedí tomándola del brazo. —Suéltame —Gruñó fúrica. Se zafó de mi agarre con violencia —. Eres un asco de persona, se que no somos nada, que todo es una farsa, pero meterte con tu amiguita sabiendo que podría verlos —Rio sin ganas —. Nunca debí aceptar esto, lo que me da pena es tu familia, no merecían este engaño. —Lo sé, pero no encontré otra manera para qué aceptarán la compra del inmueble —Rodeó los ojos irritada. Isabella estaba muy enojada, sus ojos estaban muy irritados, algo dentro de mí se oprimió, me sentía mal por verla así. En realidad iba a hacer una cena familiar, pero a la última hora decidí que sería mejor una velada para presentar ante mis amigos y familiares a Isabella como mi prometida. —Me voy no soporto estar un minuto más cerca de ti, me repugna solo verte la cara —Cada palabra le salía con enfado y decepción al mismo tiempo. —Isabella, no te vayas —Le supliqué desesperado. —Ya déjame en paz, no seguiré más con esta mentira, que nunca debí aceptar, no quiero nada de ti, mañana iré a recursos humanos para presentar mi renuncia —Se dio media vuelta y veo su figura desaparecerse, me di cuenta de que he cometido un error, no debí mentir y tampoco hacerla sentir menos mujer, debí ser honesto, pero ya no puedo hacer nada —Bufé enojado conmigo mismo, me sentía irritado, me talle con fuerza la cara. Salgo corriendo escaleras abajo y la veo con mi mamá, me puse tenso, pues no sé que le estará diciendo. Me acerqué a ella — Amor, aquí está tu anillo —Se lo volví a poner y la abracé por la cintura, ella estaba tratando de quitar mis manos sobre su cuerpo, pero fue inútil. —Suéltame —Musitó al oído con los dientes apretados. Le dio una sonrisa a mamá, pero sé que era de incomodidad, pero ella no lo notó. —Hablemos por favor —Le supliqué una vez más en tono audible solamente para que ella escuchará —. Madre me llevaré a Isabella —Ella asintió sonriente. Me la llevé a la habitación de la planta baja y me encerré con ella. —Escúchame, por favor. Isabella me miraba con coraje, se le veía que no quería estar cerca de mí. —Sí, cometí un gran error, no debí hacerlo, te pido una disculpa sincera —Suspiré para seguir hablando, yo nunca le pido perdón ni le ruego a ninguna mujer, pero con ella es diferente, no sé que me pasa cuando estoy a su lado —. Nunca le ruego ni pido perdón a una mujer, si se quiere alejar, pues bien, que se aleje, no le ruego para que se quede a mi lado —Me observaba con la frente arrugada, su rostro me lo decía todo, no deseaba estar cerca de mí. —Tú solamente quieres que este a tu lado por conveniencia, no porque te interese, bueno sí, pero para que tus planes te salgan como quieres —dijo con dolor. —Isabella… —¿Sabes que tu amiguita me lanzó una sonrisa burlona? No tienes idea de cómo me hizo sentir —Sus ojos estaban cubiertos de lágrimas. Se las limpió con violencia y me miró con frialdad, desde que la conozco nunca había conocido esa mirada, y eso me hizo sentir una completa basura.
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