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1291 Palabras
Claire llega por la mañana y vuelve a dormirse. Tiene una resaca increíble y se tira horas en la cama, aún cuando yo vuelvo de darme una ducha caliente y estoy en pijama. Pero se lo cuento todo cuando despierta y juntas llegamos a la conclusión de que sí, es un chico misterioso. Su actitud tiene un aura de misterio que nadie entiende, su forma de retraerse de todo y que nadie sepa nada de él... Es muy misterioso todo lo que le rodea. Es tan... sí, es eso, es misterioso y consigue intrigarme. Hasta la altanería y lo brusco que es me intriga, —Igual son las drogas —opina Claire. O igual es bipolar, u odia al mundo entero, o tiene algún trauma, o igual simplemente es un grosero. Hay infinidad de posibilidades y nadie sabe la cierta. Al final lo dejo correr pero es algo que no me deja de carcomer, sobre todo el lunes antes de entrar en clase. Es una lotería acertar qué actitud tendrá hoy, consigue ponerme nerviosa mientras lo espero retraída en los asientos del fondo. Planeo sentarme dos filas más hacia delante pero sé que pasará de mi y volverá a su sitio así que elijo no marear la perdiz. Media hora después ya me estoy arrepintiendo porque no aparece por la clase. Claire y Jane me miran desde sus asientos como preguntándome: > Yo me encojo de hombros. Otro par de chicas de clase también me miran, supongo que esperando que yo sepa por qué el chico más magnético de clase no ha venido. Me deja un raro sabor de boca porque hemos sacado la mejor nota en el trabajo de la semana pasada y empezamos un nuevo proyecto que debería saber él. —Cada uno sacará una hoja de su carpeta y haréis un dibujo elaborado de lo que sea. Sólo la silueta porque intercambiaréis la hoja con vuestro compañero y será la otra persona la que pintará vuestro dibujo. El objetivo es imitar el estilo de vuestras parejas, tendréis que trabajar codo con codo. ¿Lo entendéis? ¿Imitar el estilo sombrío de Seth? ¿Seth imitando mi forma de dibujar? El profesor da la salida para empezar y me veo sola sin saber qué hacer, así que levanto la mano y corre por las escaleras con esa energía de ser un profesor de los que se creen súper jóvenes de estilo hippy. —Umm... Es que Seth no ha venido —le digo. —Empieza con tu dibujo, más tarde se lo podrás contar. Tranquila, será un trabajo para la semana que viene. Me hace casi gracia que diga que se lo podré decir más tarde. ¿Cómo? ¿Por telepatía? Rezo porque mañana aparezca. Mientras, me aburro dibujando y mi memoria me lleva a hacer un dibujo casi irónico para que él lo pinte a mi estilo: la estación de servicio. Recuerdo todo, a las personas y la nieve que atascaba la puerta, y hago la silueta de todo eso, hasta lo dibujo a él tal y cómo lo recuerdo encorvado en su mesa solitaria junto a la ventana con el pelo revuelto y su libreta de cuadros que parecía más una agenda. Si sólo tuviera su teléfono o su correo electrónico... Ni siquiera conozco a alguien que pueda tenerlo. El problema es cuando al día siguiente tampoco aparece y me veo sin hacer nada toda una hora así que el profesor decide que es bueno que practique el estilo de Seth. Por suerte lo conozco, es sólo sombrear y hacer que un dibujo adorable sea hasta tétrico. > Odio llevar atrasos en mis trabajos, y hasta el jueves no volveremos a tener clase. Si el jueves no aparece, pediré que me pongan en un grupo de tres, tal vez con Claire o Jane y sus parejas de proyecto. Pero mi cabeza tiene otra idea. Durante la última media hora de clase se me ocurre una "gran" idea. Saco otra hoja y dibujo, aunque ¿qué dibujaría Seth? Rebusco algunas ideas en mi cabeza y termino dibujando el torso de una escultura envuelta en una tela. Considero que algo de este estilo que pegaría en un tatuaje es algo que Seth dibujaría. ¿Se ha tatuado él mismo? No dejo de preguntarme cosas sobre él mientras trazo las líneas simples, tal vez si comprendo algo más de él pueda hacer esto mejor; es imposible. Por mucho que lo intento termino con dolor de cabeza. Comprender el misterio que rodea a alguien tan bipolar es imposible. Sólo espero que tenga un momento de lucidez para darme las gracias por estar haciendo esto por su parte. Aún así, cuando termina la clase, dejo los dibujos a medio hacer por si aparece el jueves. Pillo a Claire y a Jane en la salida de clase y cotilleamos sobre el tema, sobre todo después de lo que pasó el sábado en el baño de la fraternidad y el viaje en moto. —A mi compañera y a mi no nos importa si quieres trabajar con nosotras —me dice Jane. —A mi tampoco —asegura Claire—. Necesitas las buenas notas —me recuerda. Sí, para mi beca, lo sé. A principio del curso me apunté a un programa de integración sólo por los créditos que eso me daba. No puedo permitirme bajar una sola nota en ninguna de mis clases; por suerte son cosas que me gustan y no es tanto estudiar. Recuerdo cuando le dije a mi madre que este era mi sueño, puso el grito en el cielo pero ella haría lo que fuera por nuestra felicidad y sé que confía en que yo puedo buscarme la vida de lo que sea. Dice que con mi actitud llegaré lejos, que caigo bien a todo el mundo. —Le daré una oportunidad —digo—. Seguro que el jueves viene, no sabemos por qué no ha venido, tal vez tenga una urgencia personal. Sí que me molesta un poco que no aparezca, pero también me molesta no poder hablar sobre esto con él porque siento que yo ahora cargo con todo y a él no le importa. Pero no lo sé, no le conozco y no quiero prejuzgarlo tanto. Sé que yo faltaré y no me gustaría que me juzgaran por mi ausencia. El jueves espero impaciente, casi mordiéndome las uñas porque aparezca o no, pero según pasa el tiempo sé que no vendrá y aunque estoy a punto de pedir un cambio de pareja porque creo que será lo mejor para los dos no sólo porque yo necesito a alguien implicado al cien por cien en clases, sino porque no encajamos. Yo intento ser buena, intento ser su amiga y sólo recibo a un grosero Chico Misterio que parece no soportarme. Seguramente los dos estaríamos mejor con otros compañeros. Me convenzo. Sí, tal vez le ha pasado algo y a unas malas ya he empezado el trabajo por los dos. Cuando le vea hablaré con él del cambio de pareja. Salgo de clase con la cara larga, he hecho el trabajo de los dos y aún tengo que terminarlo. —¿No vas a pedir el cambio? —me preguntan cuando salimos de clase. —No, esperaré a la semana que viene. Las dos se miran pero no dicen nada y prefiero que no lo hagan. Tengo otros trabajos para empezar a hacer esta semana y eso me mantiene entretenida. Seth nunca es lo principal que ocupa mi mente, porque por suerte termino "nuestras" dos hojas de trabajos el viernes por la tarde antes de salir a una cena de chicas con Claire y Jane.
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