Me siento arropada porque Jane y Claire me acompañan a mi primer día de trabajo. Las dejo en el centro comercial y me prometen esperarme hasta que salga. Llego a la editorial a las cinco de la tarde, bueno, seis minutos antes de que sean en punto; me estiro por la ventana hacia un poste digitalizado por el que paso mi tarjeta del aparcamiento y dejo la camioneta en el primer sitio libre que veo. Hay una puerta que pasa directamente desde el aparcamiento al edificio, camino el pasillo todo recto hasta recepción y la chica tras el mostrador me sonríe. —Marco te espera arriba para enseñarte tus funciones. Habla casi como un robot. Cojo el ascensor y me deja en mitad de una pequeña sala en el piso de arriba. El sitio son puros pasillos con despachos y todos están llenos de gente trabajand