Me he pasado toda la tarde planeando un conjunto para que, cuando finalmente me miro en el espejo, lo deteste. Me llevo las manos al lazo de los pantalones cortos y lo deshago para quitármelo. —Si te vas a volver loca buscando qué ponerte puedes acercarte aquí a la cama, desnuda. Ya haremos algo otra noche. Saco de un cajón que compartimos mis vaqueros cortos y muevo las caderas para entrar en ellos. —¿Hay algún motivo por el que no quieres que vaya? Tú ibas a ir, ¿qué problema hay? Se pasa la mano por el pelo y los músculos de su pecho desnudo se tensan. —Que te vas a estar quejando porque querrás volver en cuanto pises la casa. No es tu ambiente. —Mmhm. Me paro de nuevo de cara al espejo y me peino un poco más con los dedos. Ya me llega por debajo del pecho, mucho más de lo que me