Un mes después de lo ocurrido con la familia Kuznetsov. Will estaba de pie en el cementerio frente a una lápida que tenía grabado un, "En mi memoria no hay manera de que mueras" Ya no habían personas que vinieran a dejar rosas, pésames o solicitando entrevistas. Estaba solo, con el silencio que emanan las tumbas y con la calma de un sueño perpetuo. Estaba de pie allí, pensando en sus últimas conversaciones, en los recuerdos que deseaba grabar en un disco y guardarlo para verlos cuando quisiera, porque sabía que poco a poco se volverían borrosos. El clima estaba frío y el cielo nublado, así que no se inmutó cuando empezaron a caer gotas de agua y pronto se volvió una llovizna suave. Escucho unos pasos que se acercaban pero no dejó de ver la lápida. Unos segundos después, un paraguas n