— Bien —empezó a hablar Will después de unos cinco minutos de retener a Jennell en su lugar y mantenerla callada—, repasemos algo, ¿no has visto o sentido que nadie te siga estos días? Jennell estaba sentada en la cama y recostada contra la pared mientras que Will se había levantado y caminaba con una mano en el mentón, y si Jennell no estuviera preocupada, hubiera podido notar su semblante, porque es que verdaderamente, su pijama azul, su cabello despeinado, sus ojos azules concentrados y esa mano en el mentón, era tan atípico de él. — No. — ¿Segura? — volvió a preguntar Will parándose para observar. — Si... — lo pensó unos segundos— No, la verdad no estaba pendiente. — Ok, dices, que todo el dinero que él hizo y el de tu padre están en una sola cuenta ¿es así? — Sí, mi papá creó