En algún hotel de Rusia. Jueves 10:27 a.m. Habían pasado dos días de ardua vigilancia y hasta ese momento, ni Ancel ni Jennell habían captado salir de esas puertas a Dimitry. Aun así, ese día, Jennell, vigilaba y le sintió llegar, si eso era posible. Pero su intuición no se equivocaba, de un carro n***o, con vidrios polarizados, bajó un hombre robusto y rubio, con su piel algo rosada, seguido por dos de sus hombres. El carro siguió al estacionamiento de la empresa luego de eso. — Ancel, está aquí — despertó al rubio que se había quedado dormido a su lado, había insistido en vigilar con ella, pero el cansancio había ganado—. Despierta. — Ojalá hubiera llegado más tarde. — se quejó incorporándose y tomando los binoculares. — Ya está dentro, es el momento. Ancel se levantó y tomo del s