CAPÍTULO 46

419 Palabras

En Rusia A las 10 p.m. Un hombre de unos cuarenta y ocho años sonreía ampliamente mientras que bebía un ron caro con unos dos hielos. Tenía los pies sobre el escritorio de su oficina. —Ya te tengo Anastasia. Ya te tengo. La noche anterior, le habían dado noticias de su dichosa sobrina. Había costado, después su sobrina cumpliera la mayoría no pudo seguir reclamando el dinero que recibía. Las cosas fueron duras el primer año. Las deudas, su vida... Esa desgraciada las iba a pagar. Había costado, pero después de empezar con su nuevo negocio, pudo invertir dinero para encontrarla. Y hacía tres meses había contratado gente para que revisara las cintas de las cámaras de los aeropuertos de toda Rusia en el tiempo de su desaparición. Costó, sí que costó. Pero encontraron su rostro grabado

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