Llegamos al Bank of California Stadium y uno de los empleados nos llevó a mí, mis padres y cuñada, hasta el palco de Camilo, porque así eran las órdenes que tenía. Se quedó conversando conmigo sobre mi lesión, al igual que los demás empleados que me conocen desde niña y me tienen tanto cariño como yo a cada uno de ellos. Coloqué mi pierna sobre uno de los asientos y mis muletas a los costados y me enfundé en la camiseta del club que lleva mi nombre… la misma que llevo a cada partido desde que tengo uso de razón. Poco a poco el estadio se iba llenando y tomando su color de los días de partido, y de pronto el locutor anunció que los equipos estaban por salir a realizar el calentamiento previo. Todo estaba preparado. Uno de los mozos nos acercó unos jugos y de pronto, una voz con