A la mañana siguiente… Me dormí tarde, pero no tenía sueño. Desperté a Mateo y bajamos a desayunar, mientras le cuestionaba sobre algunos asuntos más de Rocío… Camilo – Y… dime… hoy va al juego, ¿cierto? (con una sonrisa). Mateo – Supongo… Camilo – Ajam… ¿y a dónde va? Digo… ¿al palco con Davis o a dónde? Mateo – Pues, supongo que como siempre, al palco del club si… con las chicas… Camilo – Ah… (Desviando mi vista) y… ¿crees que tomará a mal si la invito a mi palco? Digo… será mejor para su pierna estar en mi palco que estará casi vacío… Mateo – Eyyy… no te atajes que no te lancé un centro (me hizo reír)… si quieres saber, inténtalo… yo solo te digo lo que veo, no puedo saber que se le pasa por la cabeza a mi hermanita (guiñándome un ojo). Camilo – Vale, pero… (Moviendo mis dedo