Besé el escudo del club y levanté los brazos para devolverles la ovación que me estaban dando y cuando giré hacia los palcos… allí estaban, todos mis amigos, mi familia, mi novio… parados y aplaudiendo. Tomé el rosario de mi cuello y coloqué al Jesús en mi boca, rogándole que me ayudara a no fallarles, al tiempo que le guiñaba un ojo a Camilo. El momento, había llegado… ¡ahí estaba de nuevo! “Pedimos un aplauso para nuestra capitana… ¡Rocío Brown regresa a los campos de juego!”, dijo el locutor, mientras Bea me sorprendía caminando hacia mí y entregándome la cinta de capitana. Rocío – No, Bea, hoy eres tú… (Sonriéndole) Bea – No. Este es TU partido… ¡gánale a esa!! (Haciendo señas sobre Ángela) Nuevamente los gritos de “CAMILAAAAAAAAA” venían desde las gradas y, para