Camilo
Las muestras de deseo comenzaban a hacerse evidentes en mi cuerpo. Ya no podía más… me estaba volviendo loco y no podía dejar de besarla. El momento de tenerla completamente entre mis brazos había llegado y debía hacerlo especial. Eso me tenía nervioso, porque significaba mucho para mí… tanto como para ella….
Camilo – Si quieres parar, dime ahora, por favor… (Tratando de tomar aire y luego de sentirla estremecerse completamente entre mis manos).
Rocío – ¡¡No quiero parar!! (Me dijo muy segura mientras tomaba mi cara entre sus manos e intentaba ocultar los últimos signos de vergüenza para sustituirlos por una sonrisa enorme).
Sonreí y la seguí besando delicadamente, mientras la tomaba de la cintura para levantarla. Comencé a caminar hacia el interior de la casa con ella en brazos
