Camilo
Corrí rumbo a la ducha antes de que notara lo que me estaba sucediendo. Si ya se me dificultaba estar cerca de ella antes, más ahora que había probado sus labios, que había sentido sus caricias sobre mi piel….
Abrí la ducha y puse la temperatura más congelada que tenía, pero ni así pude calmar las señales que mi cuerpo mostraba al pensar en ti.
Tenía que buscar la forma, aunque algo me decía que después de lo de anoche, sería todo más fácil.
El recuerdo de sus besos y sus caricias venía constantemente a mi mente, haciéndome sonreír como un tonto, sin poder evitarlo…
Al salir de la ducha me vestí y me dirigí hacia la sala, pero por los ladridos de Diez, me di cuenta que estaban en la cocina.
Me quedé embobado, con una gran sonrisa en mi rostro, mientras cont
