Victoria
Desde la noticia de mi padre, mis días estuvieron cargados de trabajo ya que debí empaparme de mucha información que hasta hoy me era desconocida, también estuve en constantes reuniones en Moscú y creí que Alek y Nika estarían respaldándome, pero no esperé escuchar de boca de uno de mis hombres que Aleksei se encontraba malherido en San Petersburgo por una granada que le lanzó un enemigo y lo peor era que no tenía idea de que él había orquestado este golpe, ni siquiera sabía quién era el infeliz que lo atacó, pero en cuanto me informaron de su estado de salud, ordené que preparasen el avión y llegué a casa furiosa.
Por desgracia para mí, si había algo que me hiciera enojar más que él me ocultase algo, es que me espere con ese estúpido semblante duro y sus brazos cruzados a la altura del pecho resaltando sus venas, siendo esta una clara señal de que se contendría mientras aguardaría a que yo me desahogara por completo.
—¡¿En qué estabas pensando para hacer esa estupidez sin avisarme?! —reclamé con cinco piedras en la mano en vez de saludarlo.
—Era mi trabajo, así como Nika tiene el suyo y tú el tuyo, porque no tengo que recordarte que ahora la situación ha cambiado para los tres —y así es como él enerva mi ira en cuestión de segundos.
—¡Tienes razón, la situación ha cambiado para todos, pero te recuerdo que no eres la cabeza de esta organización, es a mí a quien le dieron ese puesto y tú debes informarme de cada movimiento que hagas en más!
—Ni siquiera mi padre le decía todo al tuyo ¿y pretendes que yo lo haga contigo?
—¡Déjate de estupideces que esto no es la escuela ni un periodo de entrenamiento, Aleksei! ¡Ahora yo tengo una responsabilidad mayor y si están conmigo es porque les tengo mucha confianza, pero no puedo fiarme de alguien que no está dispuesto a obedecerme!
—¡Claro que no, porque todo lo que te importa es la obediencia de tus hombres! —estaba a nada de acabarse mi paciencia y su prepotencia no ayudaba en absoluto.
—¡¡Dime de una buena vez qué pretendes, porque no estoy dispuesta a tolerar una falta de respeto y menos de un subordinado!!
—¡¡¿Subordinado?!! —esta vez la furia se marcó en él tanto como lo estaba en mí.
—¡SÍ, SUBORDINADO! ¡PORQUE TE RECUERDO QUE SIGUES TRABAJANDO PARA MI FAMILIA!
—¡Vicky! ¡Alek! —el grito de Nika calló los nuestros—. ¿Qué creen que están haciendo?
—¿Qué hago? —cuestioné ofendida— ¡Mejor explícame ¿por qué no me informaste de las estupideces que él hizo hace días?!
—Primero le bajas a tu tono que no eres una niñita en un parque.
—Siempre lo ha sido y siempre lo será —refunfuñó Aleksei sin ocultar su fastidio.
—¡REPÍTELO, IMBÉCIL!
—¡ERES UNA NIÑITA CONSENTIDA QUE NO PUEDE MANTENER EL ORDEN! ¡¿CONTENTA?!
—¡¿Y TÚ QUIÉN DEMONIOS TE CREES?! ¡NO ERES NADA NI NADIE SIN NOSOTROS, ALEKSEI! TU PADRE LLEGÓ LEJOS PORQUE ÉL SE ESFORZÓ EN CADA PASO JUNTO A MIS PADRES, PERO TÚ OBTUVISTE TODA LA AYUDA, NUNCA TE HAS GANADO NADA, NI EL DERECHO A ESTAR EN LA MESA DE MI FAMILIA.
—¡SUFICIENTE, VICTORIA! —el enardecido grito de Nika me hizo darme cuenta de que hablé de más, pero aun así no me disculpé—. ¿Cómo te atreves a hacer este escándalo y menospreciar a Aleksei cuando él ha estado siempre con nosotras y ha dado todo a la organización?
—¡No te atrevas a rebajarme frente a mis hombres! —vociferé furiosa.
—¡Entonces no hagas lo mismo con Aleksei cuando él se ha ganado a pulso la confianza, el respeto y lealtad de TUS hombres, así como también ha hecho hasta lo imposible para cuidarte y defenderte!
—¡Sí, porque eso fue lo que le ordenó mi padre, no porque le importe en verdad! —corté distancia con Aleksei, mostrándome tan grande como él aun cuando me gane en estatura y músculos—. ¡No estoy dispuesta a dejarte pasar otra, Aleksei! ¡Esta vez no tienes a mi padre en el trono, soy yo quien lo ocupa y es a mí quien obedecerás, así que define de una vez tu posición frente a todos!
—¿Posición de qué?
—¿A quién eres leal, a mi padre o a mí? Porque la mafia rusa tiene una nueva reina y no dejaré que nadie se atreva a pisotearme —tal como me enseñó mi madre, no bajé mi cabeza ante él ni lo haría ante nadie, menos ahora que tenía un puesto tan alto.
—¿Cómo te atreves a cuestionar la lealtad de Aleksei? —sin apartar la mirada de mí, él levantó su mano silenciando a Nika.
—Ese es tu maldito problema, Vicky, siempre me has visto como tu enemigo en vez de estar a mi lado, pero no seguiré probando una mierda mi lealtad ¡y antes de que te atrevas a reclamarme con otro grito! —advirtió vociferante cuando estaba a punto de reclamarle—, te advierto que de ahora en más deberás cuidar tus palabras.
—¿Cuidar mis palabras? ¿Acaso me estás amenazando?
—Como bien dijiste, eres la nueva reina, pero no eres la emperatriz y tu puesto peligrará si pisas en falso, así que te sugiero redireccionar tus planes y manejar esto por las buenas conmigo.
Esa amenaza acabó con mis límites, pero lo último que me quedaba de paciencia lo usé para no descargar mi arma en él.
—¡Si tanto te fastidia, entonces lárgate, porque lo que menos necesito son hombres desleales y mentirosos como tú en mis filas! —partí furiosa sin querer hablar con nadie.
(…)
Aleksei
—¡Se acabó el espectáculo, señores, a trabajar! —ordenó Nika a los hombres que habían atestiguado la escena mientras yo regresaba a la sala y me servía un trago para intentar calmarme—. Lo siento, no creí que ella haría eso.
—No es tu culpa y tampoco te excuses, no eres su madre ni su niñera —solté fastidiado.
—No, pero sí soy su amiga y estoy en todo el derecho de reñirla cuando actúa mal, así como también hago contigo, aunque tú no me das tantos problemas como ella —sonreí a medias, ya que, por lo general, soy yo quien dice eso.
—Mejor seguiré trabajando, no quiero hablar con nadie y menos volver a la cama, así que ni te molestes en enviarme.
—Tampoco pensaba hacerlo, aunque deberías.
—Ahora no, Nika —si algo me encantaba de ella, es que había copiado la costumbre que tenía Lily conmigo en la infancia de abrazarme cuando me sentía mal por culpa de Vicky, y fue justo lo que hizo Nika a sabiendas de cuánto lo necesitaba—. Detesto que sepan manejarme.
—Nadie te maneja, Alek, solo quiero que te calmes y me permitas hablar con Vicky.
—Haz lo que quieras, solo no quiero que me molesten hoy.
—Descuida, deja todo en mis manos —besó mi mejilla antes de separarse, pero la detuve de la muñeca y la detallé de los pies a la cabeza—. ¿Qué?
—Me gusta ese corte, te ves más malvada.
—¡¿De verdad?! —preguntó aniñada.
—Sí, te luce más el cabello corto y aunque creí que te harías algo sencillo, reconozco que cortártelo hasta la barbilla te queda increíble, te ves más sexy.
—Viniendo de ti es un gran cumplido. Ahora, si me disculpas, debo soltar mi maldad contra cierta Romanov —ella partió dichosa cual niña con vestido nuevo.
Nika siempre fue una mujer hermosa, de metro setenta y tres, cuerpo ejercitado, labios carnosos, tiene un rostro tan delicado como el de las gemelas, aunque sus ojos son de un color miel más claro a los de Vicky. Nika considera que los cambios de look reflejan grandes cambios en una persona y por eso los hace cuando algo importante ocurre en su vida, pero creo que esta vez fue con todo si se atrevió a cortar tanto su cabello y vestirse con más propiedad, dejando a un lado los atuendos reveladores de la adolescencia, aunque quién sabe cuánto le durará eso, pues siempre se ha sentido orgullosa de su trabajada figura a raíz del duro entrenamiento que ha hecho con nosotros.
—Es una suerte tenerte de amiga o no habría soportado tantos años en esta despreciable soledad —murmuré agradecido en cuanto su figura se perdió en el pasillo y me dirigí a mi habitación para terminar de calmar la furia que encendió Vicky con su insolencia.
(…)
Victoria
Llegué al estudio de mi padre donde descargué con todas mis fuerzas la horrible impotencia con el saco de boxeo que él tenía en una esquina, aquel que tantas veces lo vi golpear, el mismo que desgarró sus nudillos y que hoy hacía lo mismo con los míos, pero poco tiempo tuve para esto ya que Nika ingresó furiosa y me alejó de lo único que podía retornar mi calma.
—¡¿Qué diablos pretendías al hacer eso?! —reclamó sin recato.
—¡¿Ahora te pondrás de su lado?!
—¡Aquí solo hay dos lados, Vicky, el nuestro y el del enemigo y Aleksei jamás ha sido tu enemigo!
—¡No te atrevas a gritarme que tú eres otra que siempre le ha alcahueteado todo a ese imbécil!
—¡¿Cuándo entenderás que él está aquí por ti?! —mi garganta se cerró y mis venas palpitaron entre la ira y el nerviosismo, pues si había alguien externa a mi familia que conseguía domar a estas dos bestias, esa era Nika—. ¡Te recuerdo que el ejercito de tu padre sirve también a Aleksei y su palabra tiene tanto poder como la tuya!
—Entonces que se largue también con ellos, no necesito a ninguno de esos traidores.
—¡Mucho cuidado con lo que dices! —ella me tiró hacia atrás evitando que saliera—. Si tenías que reclamarle o desahogarte con Aleksei, bien sabes que debes hacerlo en privado, no frente a tus hombres y menos ahora que tienes el control.
—¡Ya te dije que se pueden largar!
—¡No seas estúpida y deja de actuar como una adolescente que ya no lo eres! ¡Ese hombre te ha salvado el pellejo más de una vez y no se merece ese trato de tu parte, así como tampoco se merecía la humillación que le hiciste!
—¡Él empezó!
—¡NO LO HIZO Y LO SABES! —si algo tenía Nika, era que cada vez que sacaba su navaja y daba un grito como ese, solo significaba que ella haría hasta lo imposible por recuperar el control y, en este caso, yo era el objetivo de esa navaja—. ¡SABES BIEN QUE ALEKSEI TIENE UNA FUERTE VOZ DE MANDO Y EL RESPETO DE TODOS LOS TRABAJADORES EN LA MISMA MEDIDA QUE TÚ LO TIENES, PERO SI TE ATREVES OTRA VEZ A REPETIR ESA ESCENA FRENTE A ELLOS, ME ASEGURARÉ DE IR CON TUS PADRES Y HACERLES RECONSIDERAR SU DECISIÓN SOBRE TU MANDATO! —sabía que ella no bromeaba, por lo que apenas asentí y ella salió hecha una furia, golpeando la puerta con fuerza.
Es increíble, no llevo ni un mes al mando y ya tenemos problemas.