8. PELEA CANINA

2453 Palabras
Moscú, Rusia Aleksei Se suponía que iría a Kazajistán para adentrarme en los dominios invadidos por Ivanov, sin embargo, debí desviarme en el último minuto porque Nika me envió un mensaje diciendo que había un hombre que quería hablar conmigo sobre el robo de la mercancía, el problema fue que el infeliz me hizo esperar casi una semana en Moscú porque al parecer los hombres de Ivanov le estaban pisando los talones así que, cansado de esto, le ordené vernos en un punto que aseguré en cada esquina. —Espero que valga la pena las molestias —gruñí fastidiado al sujeto, quien aguardaba por mí en un pequeño local de antigüedades de un conocido de mi padre. —Le aseguro que sí, o no me habría molestado en buscarlo —me extendió una carpeta cuyo contenido me dejó helado—. Creo que entiende bien por qué me buscan. —¿Qué quieres a cambio de esto? —cuestioné sin dejar de leer. —La protección de los Romanov y su palabra de que este plan no ocurrirá. —Lo primero no será inconveniente, pero necesitaré más información para lo segundo. —Por obvias razones no pude colocarlo en el archivo, pero escuché una conversación donde Serik decía que se reuniría en diferentes partes de Rusia y otros países aledaños para buscar fuertes alianzas y derrocar a los Romanov. —¿Algo más? —Sí, también supe que ustedes están preparando un cargamento especial el cual Serik ansía poseer —algo en su tono no me agradaba, pero de ser cierto, solo había un cargamento que podría encender todas las alarmas—. Me parece que ya sabe de lo que hablo. —Imposible, ni siquiera se ha cerrado el acuerdo —murmuré temeroso, aunque no lo demostré. —Lo sé y él también lo sabe, por eso está esperando a que cierren el acuerdo para preparar el golpe y hacerse con el contenido, a no ser que consigan cerrar el negocio antes que ustedes. —¿Tienes la ruta? —Tengo varias que podrían serle de utilidad, incluida la que usaron en el último robo, también nombres de sus alianzas presentes y futuras —explicó mientras me enseñaba otra carpeta. —¿Me estás diciendo que esto será como un golpe de estado? —Así es, aunque dudo que Serik quiera fusilarlos a todos, como hicieron con la dinastía del zar hace un siglo. —De acuerdo. Por ahora debemos sacarte de aquí, Rusia y sus alrededores no son seguros, pero si descubro que envías información a alguien o algo de lo que dices es falso, yo mismo te aniquilaré. —Descuide, Morozov, lo que quiero es mi seguridad y una vez acabe con sus enemigos, me otorgará libertad e inmunidad. —Pórtate bien y te aseguro que así será, tienes mi palabra. Informé a mis hombres de confianza que se encargaran de sacar al sujeto de inmediato en lo que yo lo resguardaba hasta el hangar, también solicité ayuda de la mafia alemana ya que ellos eran los que habían enviado el último cargamento robado lleno de armas y el nuevo negocio implicaría algo más delicado el cual no podíamos permitir que cayese en manos equivocadas. Por suerte Adler Müller (primera cabecilla de la mafia alemana) atendió mi llamado y quedó en reunirse lo antes posible conmigo. Después de eso llegamos al hangar y repasé los cambios de avión que se harían para trasladar al informante a una prisión de máxima seguridad en Alemania, donde sería resguardado una temporada y después trasladado a otro punto. —Quizás debió ir con él, señor, no sabemos si es de fiar —comentó preocupado Radmir (mi mano derecha) en lo que veíamos el avión partir. —No, si es verdad lo que dijo, debemos averiguar quiénes son los traidores y quiénes los aliados para darles caza cuanto antes. —¿Y qué haremos si él nos traiciona? —Por eso lo envié a una prisión liderada por los Müller, solo que él todavía no lo sabe. Partí con Radmir de vuelta a Moscú, pero a mitad de camino nos vimos sorprendidos por una lluvia de disparos, aunque no necesitaba preguntar de quién se trataba al divisar el rostro de Luzhin por el espejo retrovisor. —¡Solicita refuerzos y prepárate, si lo capturamos con vida, estaremos más cerca de Ivanov! —¡Sí, señor! En un parpadeo la carretera se convirtió en una vía de balas, sangre y muerte, casi nos vimos acorralados de no ser porque mis hombres aparecieron en el último minuto para ayudarnos, aunque fue gracias a mensaje que una idea surgió. Se supone que en media hora tenía una reunión con uno de los aliados de los Romanov, así que ordené a mis hombres dirigirnos al punto para saber si este sujeto todavía estaba de nuestro lado, pero llegar no sería tan fácil y menos con tantos autos detrás de nosotros. —¡Señor, los guardias están en posición y ya enviaron algunos vehículos a escoltarnos! —informó Radmir quien, como es usual, supo lo que quería y se adelantó a los hechos. —¡Excelente! ¡Quédate al frente en lo que intento comunicarme con Nika y evita darles tu cabeza! —¡No se preocupe, señor, no dejaré que nos alcancen! Si algo aprendí de mi padre y Nicolay, era que la mejor forma de obtener la lealtad de alguien era asegurándote de que te debiese la vida y a Radmir lo salvé en un momento de crisis. Todavía era un adolescente cuando nos conocimos y él casi me dobla la edad, pero nada le impidió demostrarme su lealtad a lo largo de los años al punto de convertirse en la sombra de mi sombra, ya que la verdadera era Nika al saber más de mí. —¡Señor, más autos vienen del otro lado, pero no son nuestros! —su advertencia me hizo ver el entorno para conocer mejor la ubicación de cada vehículo, entonces otra idea surgió. —Prepara el lanzagranadas y sal de la carretera, haz que todos nos sigan hasta el punto de encuentro y también prepara la cuenta regresiva. —Pero, señor, si estallamos esas bombas entonces nuestro aliado… —¡Haz lo que te ordeno! —vociferé desesperado al divisar el auto de Luzhin más cerca de nosotros—. ¡Si esos infelices nos traicionaron, me aseguraré de sepultarlos en el acto, de lo contrario, saldrán ilesos a ayudarnos! Esta vez Radmir no cuestionó, sino que se apresuró a obedecer y extender la orden en lo que yo le escribía a Nika informándole que no debían llegar a la ciudad, así como debía mantener lejos a Vicky a toda costa. Con Luzhin pisándonos los talones, tomé el control del auto y aceleré tanto como pude a la vez que Radmir y yo le disparábamos. Una vez cerca de la edificación, él activó la primera bomba y mantuvo firme el volante en lo que yo disparaba la granada, la cual nos dio una ventaja al llegar, consiguiendo refugiarnos con el capó hasta que los demás hombres neutralizaran la zona y nos dieran una vía de escape, pero no tardó en aparecer ese infeliz de Luzhin a darme guerra en cuanto mis hombres se alejaron, por suerte arrojé su arma de una patada y seguido lancé un golpe en su abdomen. —Estás muerto, Morozov —masculló con desdén. —Parece que sigues sin entender que la muerte está de mi lado, Luzhin, pero ya veremos cuánto dura la vida en tus venas. —Hoy no cuentas con tanta suerte. —Tú tampoco. Él se irguió con la misma arrogancia con la cual yo le sonreía y más temprano que tarde comenzamos a combatir cuerpo a cuerpo asegurándonos en todo momento de que nadie interfiriese, por desgracia para él, y a su vez una ventaja para mí, resultó que el visitante de la reunión seguía siendo nuestro aliado y no tardó en enviar a un puñado de hombres a resguardarme, aunque fueron detenidos por el enemigo a mitad de camino. —Típico de ti llamar a la jauría —soltó despreciable al bloquear mis puños a la altura de la cabeza. —Se llama lealtad, imbécil, y todavía tenemos a muchos de nuestro lado. —Ya veremos cuánta lealtad le quedará a la duquesa de los Romanov cuando quedé en nuestras manos. El temor me invadió al creer que habrían podido alcanzar a Vicky y más porque Ivanov no había hecho acto de presencia en la emboscada, por desgracia esos segundos fueron una ventaja para Luzhin quien no dudó en atacar con fuerza hasta dejarme en el suelo donde me pateó. Escuché un arma cerca de mí y aunque pude defenderme dándole otra patada, no dejaba de pensar en que quizás ese malnacido había conseguido secuestrar a Vicky. —¡Morozov! El grito de Radmir me regresó a la realidad, unos disparos alejaron a Luzhin quien no dudó en dispararme, pero lo esquivé a tiempo, recibí el arma lanzada por mi hombre y fui tras esa rata, aunque poco o nada sirvió ya que este subió a un auto y emprendieron la huida con algunos de mis hombres detrás de ellos. —¿Estás bien? —preguntó Radmir preocupado. —Sí. ¿Te hirieron? —Nada grave. —Bien. Haz un recuento de los daños, despejen la zona y reprograma la reunión para mañana, necesito comunicarme con Nika cuanto antes. —¿Ocurrió algo malo? —Sí, ya está confirmado que el infeliz de Ivanov va tras Victoria. —Pediré que refuercen la seguridad. —Gracias. (…) Después de (lo que para mí fue una eternidad) finalmente pude despachar a Chaly, ya que él insistió en que la reunión no podía esperar hasta mañana y menos después de lo ocurrido, así que debí aceptar a regañadientes, lo peor era que me había informado que fue sido contactado por Ivanov para hacer una alianza, no le comentó todos sus planes, pero tampoco había que ser un genio para saber lo que quería. Aun así, pese a la jugosa propuesta que le hizo, Chaly se negó dejándole en claro su lealtad a los Romanov, y más porque tenía una deuda de vida por vida que no podía ignorar, así como sus negocios fueron en auge una vez se alió con nosotros hace una década. Una vez despachados y con la calma de regreso en la zona, debí insistir en las llamadas a Nika al no saber por qué demonios no contestaba, pero su actitud no hacía más que provocarme una maldita úlcera por la desesperación que me causaba y más porque Vicky tampoco daba señales de vida, aunque al menos supe que estaba bien en cuanto Radmir me informó que habló con uno de sus hombres, el cual le confirmó que se encontraban en Kazán. —¡Hasta que por fin te dignas a contestar! —vociferé colérico en cuanto escuché la voz de Nika. —¡No me grites que no estoy de humor para aguantarte hoy! —Me importa poco si tienes humor, pero necesito saber ¿por qué no contestabas? —Fui emboscada por los Matvienko. Creo que hicieron un acuerdo con alguien para darnos el puñal por la espalda y se aprovecharon de que no tenía a tantos hombres conmigo. —¿Los Matvienko? Pero se supone que recién hicieron un acuerdo con nosotros —comenté extrañado. —Lo sé, pero su hija lideraba el golpe y sabes que nada se mueve en esa familia sin pasar por la autorización de su madre —de pronto dio un chillido que alteró mis nervios y la escuché quejarse con alguien por el dolor producido, lo que despertó mi culpa al gritarle. —¿Estás bien? —Sí, casi me fracturan el brazo, pero sabes que no soy fácil de vencer —respondió engreída, sacándome una sonrisa—. ¿Y cómo te fue con Chaly? —También fui emboscado antes de ir a la reunión con él, creí que de pronto podría ser un traidor, pero me informó que Ivanov ya lo había buscado y él se rehusó. —¿Crees que sea verdad? Porque pudo aparentar estar de nuestro lado con esa emboscada. —Pensé lo mismo, pero no olvides la deuda que tiene pendiente, aunque no por eso bajaré la guardia con él. —Es lo mejor. —Nika, ¿qué sabes de Vicky? No he podido comunicarme con ella en toda esta semana y tampoco se ha reportado —su balbuceo de dos segundos fue una espina para mí—. ¿Qué ocultas? ¿Ahora qué hizo? —¡Nada! O… nada relacionado con la organización. —¿Entonces? —un suspiro suyo y la espina incrementó su tamaño. —No confirmo que sea el caso, pero creo que ella sospecha de que hay algo más en el robo del cargamento. —¿Por qué lo dices? —Dijo que quería investigar para ayudarte, aunque la persuadí recordándole que ustedes habían hecho un acuerdo y… en fin… —¿En dónde se encuentra ahora? —Tengo entendido que está en Kazán, pero ya mismo intentaré localizarla. —Te lo agradecería, solo no le digas que hablaste conmigo. —¿Y quieres que le cuente de las emboscadas? —Hazlo, así se mantendrá con buena seguridad y alerta, también infórmale de lo ocurrido con Chaly y Matvienko, yo hablaré con Nicolay para saber cuánto sigue confiando en ellos y si tiene algún punto clave que pueda ayudarnos en el camino. —Creí que no querías involucrarlo. —No lo haré, solo será una asesoría. Recuerda que él sigue siendo la cabeza principal de la organización. —Tienes razón… De acuerdo, me encargaré del resto para que puedas hablar con él y le pediré a Vicky que se comunique contigo cuanto antes. —No, solo dile que al menos me dé una señal de vida, no tiene que responder a cada llamado que le hago. —¿Y yo sí? —cuestionó en falsa ofensa. —Eres como mi hermana menor, así que yo diría que sí y más por las tonterías que te da por hacer igual que a ella. —Eso te lo cobraré después —advirtió digna, generándome otra sonrisa—. Cuídate mucho y no dudes llamar para lo que necesites. —Tú también cuídate, no hagas tonterías sin avisarme. —No prometo nada. Sé que debí ser más duro con ella y contarle lo que dijo Luzhin, pero necesito pensar bien mis próximos movimientos para no pisar en falso y más porque no debo alertar a Nicolay de todo lo ocurrido, al menos no todavía.
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