Capítulo 16. Cásate.

1210 Palabras
“—Ya he arreglado un matrimonio con Ruri Becker para ti, ella es una chica joven, pero estará a la altura qué necesitas. —No voy a casarme. —Ya eres un hombre adulto, solo te hace falta una esposa y eso es lo que tendrás, quieras o no. —Puedo elegir por cuenta propia ¿No te parece?. —¿Acaso no te importa la reputación de la familia?, un hombre no esta completo sin una familia, no te preocupes por tratar de entenderla ahora, con el tiempo estoy seguro de que la amarás, además, la salud de tu madre no es muy buena y lo sabes, ella quiere nietos, así que ya no pierdas el tiempo. —Dijiste que me ocupabas en la sede central, por eso vine, ¿Me trajiste con engaños?. —Por supuesto que no, pero sabía que si te decía de este matrimonio arreglado ibas a negarte, ya estas aquí, la empresa será tuya, al igual que toda mi herencia, si no quieres un matrimonio solo porque disfrutas de tu soltería, no te preocupes, aún estando casado puedes tener a la mujer que quieras, siempre y cuando seas cuidadoso, la familia no puede estar envuelta en un escándalo, no me he matado toda mi vida por tener el estatus en el que estamos solo por un chisme vulgar, ¿Entiendes?.” Esa conversación tuvo Bastián con su padre muy temprano en la mañana. Desde muy niñ*o, Bastián siempre supo que algo era distinto en él, era un chico reservado, y debido a las exigencias de su padre tuvo que esforzarse para ser el número uno en todo, siempre fue inteligente, educado, con metas muy grandes, siempre fue atractivo, pero a pesar de que tuvo muchas chicas detrás de él, su experiencia con mujeres, era nula, a sus 17 años, sintió una fuerte atracción por su profesor de álgebra. Y su profesor se aprovechó de esa inexperiencia y de ese bello rostro qué Bastián poseía, solo lo usó para satisfacerse así mismo, dejando a Bastián aún más confundido y algo perturbado al saber que su profesor estaba casado y tenía hijos, por un momento, Bastián pensó que había encontrado el amor y a pesar de que sabía que estaba equivocado, quiso intentarlo con todas sus fuerzas, hasta que aquel maestro se cansó de él y lo desechó como si fuera basura. La idea de tener algo formal con su maestro se borró, dejando solo una mancha de vergüenza sobre él. A pesar de eso, Bastián continuó siendo el mejor, por despecho salió con la chica más bonita de su clase y le arrebató su virginidad, solo para desecharla y sentirse menos miserable, para entonces Bastián sabía que era gay, pero decírselo a sus padres, eso jamás. Sería una vergüenza, siempre se esforzó por ser perfecto, y se sintió absurdo al saber que no lo era ni un poco, pero nadie mas tenía que saberlo, era un secreto que él iba a proteger con su vida. Durante su primer año de universidad, se enamoró de uno de sus amigos, tuvo algo con él, se amaban, pero su amigo escogió salir con una chica en lugar de enfrentar a toda la sociedad qué los repudiaba como si fueran una enfermedad. Por supuesto que Bastián se sintió miserable, no podía culparlo, pues él también se negaba a decirle al mundo la verdad, se sentía sofocado y con ganas de terminar con todo, y entonces conoció a Agust, un estudiante de último año, Agust era dulce y amable, hizo qué Bastián se sintiera amado, Bastián se enamoró tanto, que estuvo dispuesto a enfrentar a sus padres, hubiera echo cualquier cosa por Agust, pero…. “¿En verdad crees que iba a tomar en serio a un mari*con como tú?, solo quería tu dinero”… Algunos compañeros esparcieron rumores sobre Bastián, qué lo hicieron el blanco de burlas, Bastián estaba enojado, estaba cansado, así que hizo lo que todo el mundo esperaba que él hiciera, salió con muchas mujeres, algunas hablaban de lo bueno que era en el se*xo, dejó de lado los romances estúpidos y se convirtió en el hombre del qué nadie se burlaría. Pero se sentía vacío, y fue entonces que creó el club de los solitarios, donde nadie sería juzgado, donde cualquiera podía ser libre, donde solo gente selecta podía entrar, el club de los solitarios fue…su refugió. El amor solo hace daño, no sirve de nada, es desgastante querer cuidar de alguien que al final te lastimará sin importarle nada, Bastián no quería eso, pues tenia miedo de volver a sentirse inseguro y solo. —Bastián…yo, creo que me gustas. Bastián respiró con fuerza mientras aquellas palabras le quemaban por dentro, tenía sentimientos encontrados, salió de Asher y se acomodó la ropa con rapidez, mientras que Asher se sintió un poco tonto, ni él sabía porque dijo aquello, las palabras simplemente salieron de su boca y ya no había vuelta atrás. —Creo que escuche ruidos, tal vez alguien viene, vámonos ya, si ven que fumamos aquí nos van a reportar—Dijo una de las mujeres que estaba en aquellas escaleras. Asher se acomodó la ropa y se quedó en silencio con la frente pegada en la pared, ahora no podía ver a Bastián, se había confesado así como así. —Lo siento...— se disculpó Asher al darse cuenta de lo que dijo. Se giró al escuchar pasos, miró a Bastián bajar las escaleras y marcharse sin decir absolutamente nada, ¿Qué significaba eso?, acaso…¿Todo había terminado?. Se quedó en aquel lugar completamente solo, sintiendo como sus piernas temblaban ligeramente, se sujetó la cabeza y respiró hondo. —¿Qué rayos hice?—Se preguntó así mismo. Después de un rato, fue al baño y luego fue a su área de trabajo. Esa noche no recibió ningún mensaje o alguna llamada de Bastián, se sentía muy mal, tenía un poco de miedo de que ya no pudiera verlo más. —¡Hey Asher!. Asher olvidó sus problemas y sonrió al ver a Mariana, una amiga de la preparatoria a la que estimaba mucho, habían ido juntos a la universidad también, pero Mariana tuvo que mudarse y dejó de verla, ella venía de vacaciones de vez en cuando. Mariana era delgada y de tez bronceada, de cabellera oscura y de hermosos ojos, corrió hasta Asher y se abrazó a él con mucha alegría. —Debiste haberme dicho cuando llegabas, hubiera ido por ti al aeropuerto— dijo Asher mientras la examinaba. —Se que estas ocupado, pero ya estoy aquí. —Me alegra mucho verte. —¿A si?, ¿Y porque tienes esa cara?. —¿De que hablas?, ¿Ya comiste?. —Ya, pero me muero por una cerveza de Bongo. Asher asintió. —Pues vamos. —Te vez mucho más guapo, tu piel brilla, ¿Estas poniéndote algo?. —No. —¿Ya tienes novio?, el buen se*xo siempre hace que te veas joven. Asher borró su sonrisa y negó. Mariana se dio cuenta de esa actitud y lo abrazó de la cintura mientras caminaba junto a él. —Sabes que puedes contarme lo qué sea ¿Verdad?. —Lo sé, pero primero vayamos por esa cerveza.
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