No sé si es una casualidad, pero King está aquí. El aire a nuestro alrededor se vuelve denso y la tensión es palpable, al igual que ese magnetismo que surge cuando estamos cerca el uno del otro. Me aclaro la garganta. —¿Qué haces aquí? —Me muerdo la lengua cuando la pregunta sale de mis labios. Él me mira con la ceja arqueada. —Bueno, hasta donde sé, es un bar y sirven bebidas. —Por supuesto —hago una mueca. —Solo… que… —Louis me trajo aquí. No estoy siguiéndote por si te lo preguntas. Señala ligeramente en una dirección y al voltear veo a Louis, el hombre que conocí en casa de sus padres la noche de la cena y está con sus ojos pegados a la pantalla de su móvil. «Por supuesto que no está aquí por mí». Bufo. —No he mencionado nada de eso —me encuentro diciendo cuando el camarero dej