Íbamos caminando de vuelta ya repuestos y por iniciativa propia, Aly tomó mi mano y me sonrió, por lo que no pude evitar corresponderle.
Tomar a mi chica de la mano. ¿Por qué no? En otro momento quizás me habría parecido meloso y muy cursi, pero no con ella.
—En verdad no pensé que fueras a pedirme ser tu novio —me sentía alucinado y el brillo en los ojos de Alanys influía mucho en eso—. Ninguna chica antes me lo pidió.
—Debo confesar que yo tampoco lo pedí —sonrió, para luego encogerse de hombros—, pero dicen por ahí que ahora hay igualdad de género y si un hombre puede pedirlo… ¿por qué las chicas no?
—Es cierto, las mujeres son capaces de hacer mucho también… incluso más que los hombres —me miró alzando una ceja y no entendí su expresión.
—¿En serio lo piensas o solo buscas congrac
