Era el día de la entrevista y también de ir con la psicóloga, pero me causó gracia que la que nerviosa fuese Alanys, asegurando que alguien la reconocería y la señalaría por lo que anunciaron los periódicos y también fue transmitido en todos los noticieros. Esto último, según sus propias palabras. La tranquilicé lo mejor que pude, asegurando que nadie iba a hacerle daño y que yo estaría allí para protegerla. Se quedó más tranquila y fue a arreglarse, dejándome con la boca abierta al verla envuelta en un hermoso vestido verde corto, que hacía destacar sus increíbles ojos, además de las curvas de su cuerpo, cabe destacar. —¿Cómo me veo? —mordió sus labios con nerviosismo, al ver mi mirada pasmada. —¿Vas a una fiesta o algo así? —cuestioné, haciendo una mueca—. Estás bellísima, Aly,

