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2096 Palabras
-¡Puky! - Brinque emocionada al ver a mi bonito loro- Le indique al hombre que sostenía su jaula, en donde colocarla. La dejo sobre el buro y se marcho. Cerrando la puerta de mi habitación - Abrí la rejilla y salude- Mi buen chico esta aquí - Comenzó a hacer sus sonidos peculiares- No sabes cuánto te extrañe - Con mi brazo menos adolorido lo tome y se acomodo-Dime, ¿extrañaste a mamá? -Puky, ¡puky!- Comenzó a cantar. Su nombre era lo único que podía decir, a pesar de tener esa peculiaridad de poder decir palabras. -Pero si eres un chico travieso- Acaricie su cabecilla con amor. No podía dejar a mi loro en la residencia de los Black. Mi madrastra lo mataría, pero antes lo haría sufrir. Sin duda alguna era una mujer malvada. Me recosté dejando a puky sobre mi pecho- Tendremos que comportarnos aquí cariño- Le hable- No podemos hacer destrozos. Alec se enojaría. Mi vida se volvió monótona y aburrida. Pasaron semanas y Alec no me permitió que yo saliera, me mantenía vigila como si en cualquier momento alguien llegara a salvarme. Y por las noches, tenía que cerrar mis ojos con fuerza mientras el maltrataba mi cuerpo y hacia lo que el quisiera. Me ataba, me azotaba, me mordía. Como una muñeca de trapo. Y si él creía que había pasado un límite, mandaba a una chica de servicio al día siguiente para que tratará mis heridas. -¿Duele? - La chica preguntó con pánico en su voz. Asentí mordiendo mis labios y cerrando mis ojos para tratar de bloquear el dolor- Lo siento- Volvió a untar la pomada en mi piel con extremo cuidado- Procure acostarse boca abajo- Asentí obedeciendo- Está vez solo fueron moretones los que dejo- Mi mano se cerró sobre la sabana con rabia- Y la mordedura en su pecho... a diferencia de otros días, estará bien- Asentí sin decir nada- El señor me informó que recibiremos a varios invitados esta noche. Me informó que tendría que colocarle un bonito vestido. La mueca de desagrado no la pude ocultar. Y como lo dijo , así fue. Me colocó un vestido color vino que se amoldaba a mi cuerpo y con un gran escote- No puede llevar esto- Negué con pánico al ver como las marcas en mis pechos podían verse- Las personas lo notaran. -Fueron órdenes - La chica se junto más manos nerviosa- Será mejor que salga así- Asintió varias veces tratando de darme ánimos. -Necesito tapar eso no, ¿tienes base de maquillaje?- Pregunte. -El señor Westerman me ordeno que no le diera algo que pudiera ocultar sus marcas- Maldito enfermo. Y hablando de él, entró a la habitación como si fuera amo y señor de todo. -Déjanos- Le ordeno a la chica que rápidamente se fugó se aquí- Nunca me cansaré de esta vista- Me observo de pies a cabeza , pasando su lengua por sus labios- Sin duda hay que presumirte esta noche- Me aleje de él, pero me atrapó- Tranquila ratoncillo- Me empujo sobre mi tocador arrojando mis cosas en el proceso. Mi rostro se quedó sobre el material sintiendo incomodidad- Si te mueves un centímetro si quiera, mataré a tu loro- Me quede helada, incluso sin respirar por su amenaza. Subió mi vestido hasta la cadera- Buena chica - Soplo libremente sobre mi intimidad- Eres tan obediente- Se a lo que se refería, me había obligado a no usar ropa interior, por que el solo quería llegar y meter su jodida polla sin tener que encontrarse una tela en el camino. -Alec , tus invitados...- No me dejó terminar. Su gran mano se azoto contra mí glúteo. Me tense tragándome la intención de gritarle barbaridades. Lo peor es que tenía una mano muy pesada. -Shhshs- Cerré los ojos al momento de sentir su lengua. Caliente, suave y resbaladiza. El diablo sabía usar muy bien su lengua , y también sus dedos. Metió solo dos y me hizo tener espasmos- Pero mira como te los tragas- Alejo su boca de mi intimidad - ¿Y aun así me odias? - Lo escuche reírse y también percibí el sonido de su bragueta. No me dio tiempo de mentalizarme lo que sucedería después, simplemente se adentro a la maravillosa aventura de penetrarme-¿Lo sientes? Así de dura me la pones- Susurro en mi oído. El espejo de mi tocador se tambaleó al momento de cambiarnos de posición, quedando enfrente y observando la imagen obscena que nos ofrecía. Mis piernas temblaron cuando su polla tocó mi cuello uterino y me hizo echar mi cabeza atrás. Uno de sus fuertes brazos elevaron una de mis piernas , y la otra la coloco en mi cuello apretando salvajemente- Me gusta cuando cooperas, y me fascina cuando me mojas la polla- Alec tenía un don es sus palabras, siempre te hacían sentir cosas, y vaya que me hizo sentir. Tuve mi orgasmo y un minuto después el me siguió. Pero el fuego que incendio , lo apago al momento de morderme una vez más el cuello. Podía darme placer, pero siempre me lo arrebataba. -Señores- Baje acompañada de él, tratando de evitar mirar a las personas a los ojos. No por timidez, por humillación al saber que verían las marcas en mi cuerpo- Podía escuchar demasiadas voces, y la suave música de jazz que tanto relajaba a Alec- Bienvenidos- Sus invitados se acercaron a él, saludándolo como si fuera un Dios. Westerman tenía poder, incluso más que mi padre , por esa razón mi madrastra no dudó ni por un segundo en venderme a él. Solo para fortalecer sus lazos. Ojalá se pudra en el infierno. Los invitados no eran más que sus socios en el bajo mundo. Esta era una reunión para hablar de asuntos de trabajo , por esa razón a las esposas nos mandaron a la sala de estar , para tomar vino y hablar sobre lo miserable que eran nuestras vidas a lado de ellos. -Tienes suerte- Hablo una rubia con exagerados pechos - Te llevaste al mejor de todos. El premio gordo lindura- Evite rodar los ojos irritada, en su lugar tome vino- Westerman es un semental- Dejó de mirarme para mirar a las demás mujeres sentadas- Es agresivo pero ¿a quien no le gusta la agresividad? A demás, es demasiado atractivo - Con su mano libre abanico su rostro fingiendo calor- Calienta mas que un sol en verano -Las demás mujeres sonrieron asintiendo- Si yo estuviera en tu lugar, sin dudarlo abriría mis bonitas piernas para el . Que asco -Pero se nota que la pasan de maravilla- Otra mujer hablo señalando mis pechos- Eres la clase de mujer con la que Westerman se puede obsesionar- Me sentí incomoda así que me levante susurrando un "permiso". -No le queda más que abrir las piernas, por que divertida no es- Fue lo último que escuche. Camine esquivando a las personas hasta llegar al recibidor y ver las puertas abiertas. Qué pasaría si... sería libre. Con disimulo me fui a cercando más hasta llegar a la puerta abierta. Pero un antebrazo se atoro en mi cuello-¿Ibas a dejarme? - Hizo un sonido de negación- Te haré llorar- Prometió. -S-solo quería aire fresco- Mentí. -Si, claro - Me jalo bruscamente y regresamos de nuevo con la atenta mirada de todos- Señores, todos largo de aquí. Esta mierda se terminó- Ladró- Te enseñaré algo que jamás olvidarás - Me asuste, un presentimiento en mi pecho se atoro. Patio la puerta de la habitación y al momento de entrar me arrojo a la cama, pero él siguió su camino a la jaula de puky , la rejilla estaba abierta, no le tomó mucho tiempo tomar a mi loro- No, por favor , déjalo- Sus ojos grises me traladaron el alma- Lastímame a mi- Sonrió negando. Lo apretó con sus puños. Grite corriendo hacia él, pero fue tarde por que vi como lo mato doblándole su cabeza. -¡Hijo de puta!- Mi pequeño puño fue a su nariz, no le rompí el tabique, lamentablemente no, pero si le saque un gruñido. Con lagrimas en mi rostro golpee sus pelotas con mi piernas- ¡El no tenía la culpa! Ahora fue su turno, se elevo golpeándome en el rostro. El golpe fue tan duro que me nubló la vista y me mandó al suelo- Cada mala acción conlleva una consecuencia- Vi a mi puky caer al suelo para ser aplastado con rabia. Una y otra vez. -¡Déjalo! - Me levante hasta llegar a él , empujándolo lejos. Tome a mi loro ya muerto y lo llevé a mi pecho queriéndole regresar le la vida. Mi bebé. Su sangre manchaba la alfombra, había plumas regadas y al mirarlo podías notar que lo había desfigurado. Lo aplastó sin misericordia, como si su vida no valiera nada. Alec se fue, dejándome descargar mi rabia atreves de mis lágrimas- Perdóname- El dolor era tan desgarrador, tan devastador... era mi chico y el muy bastardo se atrevió arrebatarle su vida, como si tuviera el derecho de hacerlo. Lo peor es que yo lo vi y no hice nada para evitar su muerte. Es mi culpa En un arranque de ira, el juicio se me nubló y convertí su despacho en un desorden. Sus botella de vodka favoritas ya hacían hechas trizas en el suelo, libros por todos lados menos en su sitio correcto. Rasgue sus muebles con una navaja que el tenia guardada como un juguete. Rompí ventanas con las mismas sillas del lugar. Un verdadero desastre, pero no se parecía al desastre que era mi vida. -Púdrete en el infierno, Westerman- Pase la navaja varias veces rayando la caoba de su escritorio. -Por supuesto- Me tense al escuchar su voz peligrosamente tranquila- Pero, te llevare conmigo, nena- Cuidadosamente y con pasos pequeños camine detrás del escritorio tratando de poner una barrera entre el y yo. El hizo lo mismo que yo sin dejar de mirarnos, dio pasos lentos y cautelosos- Este es mi lugar favorito en el mundo- Señaló el lugar - Y lo acabas de hacer mierda solo por que mate a tu mierda de pájaro- Apreté mis dientes con rabia-Será mejor que guarde en una caja tus sentimientos , por que creme que a mi no me interesa lo que sientas. -Por supuesto que no. Eres una cagada de ser humano- Escupí. Nuestra caminata se volvió un círculo, rodeando el escritorio con cautela. Mis piernas temblaban, pero no de miedo , de adrenalina. -Haces muchas estupideces- Trague saliva nerviosa. Cuando dimos la vuelta completa, el fue rápido corriendo hacia a mi. Le arroje una silla para hacer su recorrido más torpe, pero no funcionó, solo causo que yo me tropezara con mis propios pies. Gemí sintiendo mi mentón estrellarse con el suelo- Pensé que serias más lista, sabes- Su mano jalo mi cabello obligándome a levantarme y tratar de quitar su furioso agarre sobre mi- Si fuera más lista, créeme que te dará la vida de reina que te mereces. Pero solo haces que me hierva la sangre - Me sacó de su despacho arrastrándome por el largo pasillo que conducía a las escaleras. -¡Por favor! - Una vez más las lagrimas resbalaron por mis mejillas- ¡Suéltame! - Mis súplicas fueron ignoradas incluso su agarre se volvió más brusco. -Espero que aprendas tu lección- Cuando llegamos al inicio de las escaleras, observe a dos chicas del servicio mirarnos con horror. Algunas parejas de socios quedaban, al mirarnos se sorprendieron y pude apostar que notaron mi rostro, mi ojo derecho palpitaba dejando claro que más tarde se hincharía- En casa no te educaron, tendré que moldearte a mi maldita manera- Después solo sentí dolor cuando Alec me arrojo y termine cayendo por las escaleras. El dolor fue brutal, tan horriblemente doloroso que me dejó sin respiración. No sabia que dolía más; Si mi espalda, piernas, caderas o mi cabeza. -¡Oh, Dios mío!- Escuche un grito femenino. Cuando finalmente mi cuerpo aterrizo en el frío mármol, miré fijamente el candelabro de cristal que colgaba del techo y mi visión se volvió borrosa hasta perder el conocimiento. -Cayo de unas escaleras, se resbaló-Voces que parecían ecos en mi cabeza-Conmoción cerebral - Me dolía hasta el alma e incluso el dolor de cabeza era tan incómodo- Su espalda se llevo la peor parte- Podía sentir mi cuerpo en movimiento, y el insistente sonido de sirenas de ambulancia me dejaba en claro que estaba ingresando a un hospital.
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