Para la hora que llega Dylan tengo la cena lista y una botella de vino, también le hice su pastel favorito. —Hola nena ¿cómo estás, te sientes mejor? —pregunta preocupado. Lo abrazo y mentalmente le pido perdón por contarle mentiras. —Estoy mejor gracias. Nos ponemos a cenar y él está muy emocionado platicándome de un caso importante, que si lo gana, le dará mucha más popularidad a su despacho, está comiendo muy entusiasmado y feliz. Cuando se da cuenta de mi silencio me observa con detenimiento. —Nena, creo que todavía te sientes mal, porque no es normal que tú estés tan seria, eso es preocupante. Sonrío. —Parece sólo una gripe pasajera, nada de qué preocuparse. —¿Segura? No me gusta verte así. —No te preocupes, estoy segura que pasará pronto. Terminamos de cenar y él está enca