Nilo Al finalizar el último día de la peregrinación, fuimos trasladados a un departamento con vista al Gran Canal y tal como dijo Monteiro anoche, nuestras cosas ya estaban en el lugar junto a unas bolsas de ropa nueva y lavada, todo de marca, lo que me pareció una exageración, aunque eso no fue lo más inquietante en el lugar, sino que el departamento pese a ser para dos personas solo contaba con una cama. —Voy a matarlo —refunfuñó Monteiro por lo bajo. Hasta ahora me hice el desentendido sobre la conversación que tuvo anoche con Enrique y Claude, me habría encantado decir que en realidad no escuché nada, pero por desgracia sus gritos despertaron mi curiosidad y el tener el móvil en altavoz me permitió saber la verdad, en especial cuando dijo que no quería estar conmigo. —Quédate con l