Josh No sabía qué pensar al respecto con esa misteriosa llamada de Cliff, pero por muy caliente que tenga la cabeza de la ira, no estaba dispuesto a encontrarme con él a solas, así que le escribí a Elio contándole lo ocurrido y le pedí que nos encontráramos de inmediato en la entrada del Seminario. —¿Cliff dijo algo más que traes una cara de mil demonios? —No —respondí a secas. —¿Entonces peleaste con tu amorcito? —Sí, pero ahora enfoquémonos en Cliff —no dije más y continuamos el camino. Cliff quedó sorprendido al vernos ingresar a la oficina, o más bien, a Elio, evidenciando que su propósito sí era tenerme solo para él en este lugar a saber por qué mierda, pero ni crea que me tendrá como a las hermanas de la caridad. —Jóvenes, me alegra que llegaran pronto. —¿Ocurrió algo, padre