Nilo Pese a la extraña petición de mi hermano, igual le hice el favor, aunque no esperaba que al volver encontraría a Monteiro furioso ingresando a su auto, intenté llamarlo, pero no me escuchó y salió a toda velocidad, entonces me topé con mi hermano quien iba saliendo taciturno del restaurante. —¿Qué le dijiste? —Nada malo. —¿Nada malo? Monteiro no se habría ido de esa forma solo porque sí. —Recibió una llamada y dijo que se iría, era urgente —respondió sin darme la cara. Eso solo significa una cosa… —¡No me trates como un imbécil porque no lo soy, así como tampoco soy un niño! —reclamé intentando no gritarle, lo que terminó sorprendiéndolo al ser la primera vez que reaccionaba de esa forma con él—. No sé qué le dijiste, pero sé que fuiste tú y por tu propio bien será mejor que n