Monteiro En el fondo sabía que era una mala idea venir con Nilo y no porque no pudiese apoyarlo, sino porque debía presentarme en el juzgado con Claude y Enrique, pero la angustia que mostró su suplica me recordó el día que lo conocí siendo suficiente para convencerme, lo que me hace preguntarme mientras caminamos hacia los dormitorios: ¿No se suponía que estos dos años habían destruido toda emoción indulgente hacia el prójimo de mi parte? Porque sí, volví a Roma para solucionar mi dilema, pero también porque debía darle un cierre a la problemática que yo permití años atrás al inmiscuirme con dos adolescentes. Sin embargo, el verlo en la encrucijada al no saber qué se encontrará en pocos minutos sumado a, lo que creo yo, la culpa de haber estado juntos anoche, me hace dudar más en estar