Por la mañana voy con papá a ver su nuevo local. Es un local industrial mediano en la calle de enfrente de la playa, a solo unos pasos y eso me encanta. Nos paramos en la acera de enfrente y abre los brazos señalándome dónde quiere poner el cartel. No deja de sonreír, y como es un espacio vacío se imagina exactamente dónde quiere las cosas. El mostrador a la entrada, los vestuarios para cambiarse al fondo y un espacio para colgar las tablas a la pared. Quiere poner unos cuadros de él surfeando y de alumnos de su academia de Australia. Me hace feliz saber que él lo es. Comemos juntos en un lugar de comida rápida que hay en el local de al lado, y de vuelta a casa en mi coche, mientras conduzco, se hace un moño con su pelo largo y rizado y me mira sonriente. —Mañana vuelves a clase. —S