Un escalofrío recorre mi espalda y ahora soy yo la que traga saliva, pues la mirada de Julien me inquieta. Por un segundo todo alrededor desaparece, hasta que el agarre de una fuerte mano me toma por el brazo. —Tu es incroyable (Eres increíble) —exclama Christian, mientras me gira hacia él y me da una gran abrazo. Siento que me sonrojo un poco y correspondo su abrazo. Al separarme, él se acerca y me da un beso sonoro en la mejilla, que me hace reír. El carraspeo de una garganta nos hace separar y veo que Julien nos mira serio, mientras su mandíbula permanece tensa. —¡Bueno, es hora del brindis! —grita Michel, llamando la atención de todos, por lo que nos acercamos a la mesa en donde está ella junto a Anne, sirviendo la champaña en las copas plásticas que trajeron. Julien se queda atr