«¿Qué piensa esa mujer que hace al salir de esa forma?», pienso aterrado al verla tan relajada y sonriente con el hombre que trae su equipaje, quien le sonríe igual, pero se nota un poco incómodo. —¡Merci! ¡Tenga un buen día! —le dice ella al hombre al irse y arrastra las maletas al interior. Cuando se gira y nota nuestra presencia, la sonrisa en su rostro se desaparece y frunce el ceño fijándose en mí —. Tú, ¿todavía por acá? —pregunta de mala forma. —Se supone que hablaremos de la forma en la que vamos a trabajar juntos en el teatro —le respondo con obviedad y ella arruga la nariz. —Podemos hablarlo mañana, ya hoy me cansé de verte la cara y quiero descansar, pues mi día empezó desde muy temprano —me aclara y hace una sonrisa falsa. —¡Amelie! —le llama la atención su padre, por l