Me quedo mirando los documentos en mis manos, que no solo son los estados contables, sino que, también me pasa varias carpetas en donde están los registros de todos las obras que se desarrollaron por último en el teatro y me aterro al ver que ya van a ser dos años en los que ha estado prácticamente fuera de funcionamiento. Trago saliva, ya que, aunque el teatro no genere ingresos, los gastos siempre van a estar, pues se pagan servicios, impuestos y salarios de todos los involucrados, motivo por el que me pongo a mirar la lista de nómina y si antes estaba asustada, ahora estoy espantada, pues prácticamente hay un solo trabajador, a parte de Agnés y mi padre. —¿De verdad hiciste una inversión en este lugar? —le pregunto confundida y me mira con el ceño fruncido —. Perdón, pero con lo mal