5. Guerra declarada

1838 Palabras

Me quedo estupefacta viendo a mi padre y pensando en las palabras que me ha dicho. Giro un poco mi rostro y la cara de Julien tampoco es agradable, ya que mantiene el ceño fruncido. —Papá, ¿es en serio? —le pregunto en voz baja. —Sí, el doctor me acaba de decir que debo mantenerme en reposo, por lo menos hasta que me realicen más exámenes y se aclare lo que tengo —nos explica y mi corazón late agitado. —¿Por qué no me dijeron nada? —les pregunto a mi padre y Agnés, quien muerde su labio con nervios —. Me hicieron lo mismo con mamá y ahora ¿también contigo? —les digo y no puedo contener más las lágrimas —. Sí, sé que me fui de tu lado, porque estaba herida, pero también a realizar mi sueño de convertirme en directora de teatro, para poder ser tu sucesora, además de que fue el deseo de

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