Me quedo mirando al hombre detrás del escritorio de mi padre. Es innegable lo guapo que es, pero por algún motivo siento la sangre bullendo en mi interior al verlo ahí sentado. Parece que se divierte por la forma en la que lo estoy mirando, ya que tiene una sonrisa ladeada y me mira de forma intensa.
«Merde», pienso al pensar en la forma como estoy vestida, ya que estoy usando una camiseta blanca, un pantalón deportivo de color n***o, tenis del mismo color y un bolsito canguro en la cintura, con el que se me facilitaba mucho más todo lo del vuelo. En cambio, él se encuentra vestido de forma formal, con un buso blanco, sin cuello y un blazer gris, que permanece abotonado.
Me mira de arriba abajo y vuelve su mirada al escritorio, en donde tiene algunos documentos, por lo que avanzo un po
