Me bajo y sigo el camino por el que se fue, lo veo sentado en una banca con su vista perdida en el agua. Me siento a su lado y lo tomo de la mano. —Extraño el mirador del castillo —menciona. —¿Puedo hacer algo por ti? —le pregunto. Me hace ponerme de pie, me toma de la cintura y me acomoda a horcajadas sobre sus piernas. —No tienes idea de todo lo que has hecho por mí, le has dado sentido a mis días, me has quitado el mal humor. —No estoy muy segura de lo último que mencionaste —bromeo. Sonríe y me abraza con fuerza, pone su cara en mi cuello y lo escucho suspirar. —Te lo he dicho Alessandra, no tengo, ni tendré una vida normal, pero te aseguro que tú eres lo más cercano a la felicidad que he tenido, quisiera dejar el castillo e irme contigo a Boston, pero sé que Ciara nunca me lo p