—¿Por qué estás tan pensativa? —me pregunta Donnan saliendo del baño—. ¿Te duele la herida? —No lo sé, pasan muchas cosas por mi mente ahora mismo —contesto suspirando—. Y no, la herida ya no me duele, de hecho ya está bastante bien. Me pongo de pie y entro al baño, abro la llave de la ducha y suspiro al sentir el agua sobre mi cuerpo. Tengo dos opciones: la primera es, alejarme de Donnan e irme a otro lugar a seguir con mis vacaciones, o la segunda, arriesgarme a disfrutar las vacaciones que me quedan a su lado, en esta última opción, estoy segura que volveré a Boston con el corazón destrozado. Salgo de la ducha y me seco el cabello para dejarlo suelto. Me pongo mi ropa interior y mi vestido, por suerte mis botines no se ven mal con el vestido. Me maquillo resaltando mis ojos y me p