Cuando llegaron a Turín, Stefano y Minerva se quedaron en su casa y Bianca siguió hacia la suya. En la puerta se despidieron.
—Mañana iré a firmar los papeles de las vacaciones, procura tenerlos listos cuando vaya. No quiero perder mucho tiempo allí.
—Bueno, pero no vengas muy temprano.
—No, no pienso levantarme temprano en absoluto. Estoy deseando dormir unas cuantas horas seguidas.
—¿Y crees que lo conseguirás?
—Espero que sí.
—Bueno chicos, me voy. Y tómenselo con calma. Les aseguro que no se acaba.
—No te preocupes, voy a hacer que descanse aunque no quiera.
Subieron al piso. Stefano cargaba las maletas y Minerva llevaba las bolsas de mano. A pesar de eso, los tres pisos le resultaron difíciles de subir, realmente estaba muy cansada.
Ella también llevaba dos noches prácticame
