Fue el alcohol, en definitiva, tuvo que serlo, porque sí los besos sacaran lo peor de las personas, alguien ya se lo habría dicho, por ende…
– Fue el alcohol.
No fue el beso que compartió con el duque, ese era un pensamiento ridículo, fue el alcohol la que la llevó a hablar con el príncipe Jonás de una forma altanera y ahora que tuvo tiempo para sentarse a analizarlo, no estaba arrepentida.
El sentido común no funcionaba con Flora, la mujer era inmune a las miradas de la emperatriz sin darse cuenta de que estaba coqueteando con la muerte, protegida por una burbuja rosada, fabricada con el material más frágil del mundo, el amor.
¡Ridículo!
Considerando su personalidad, ella debía estar en la habitación del príncipe, quejándose y suplicándole volver a ser la doncella principal, con el p
