Sucedió durante su viaje desde el monasterio, esa noche Silvana no podía dormir. El ruido que venía de la calle la mantenía despierta y sumida en pensamientos innecesarios, pronto conocería al príncipe heredero y volvería a encontrarse con la emperatriz. El sonido de un golpe la obligó a levantarse de la cama para mirar por la ventana, abajo había una pelea, o eso parecía, la iluminación era muy mala y no le permitió ver algo más, volvió a su cama, se cubrió con un abrigo y buscó entre las maletas un trozo de tela roja que colgó en la esquina de la ventana. Poco después escuchó el ruido de una pequeña piedra contra el cristal y abrió la ventana. El hombre que dio un salto dentro de la habitación era Denis Grellier – señorita. – ¿Qué sucede allá afuera? Denis miró hacia abajo – es una